viernes, 6 de julio de 2012

SE VENDE CADÁVER EN BUEN ESTADO


"SE VENDE CADÁVER EN BUEN ESTADO"


Farsa trágica de humor negro en dos actos, original de
ROGELIO SAN LUIS
Dedicatoria: A mi nieto Jorge

PERSONAJES
(Por orden de aparición)
FEDERICO
RAQUEL
MAR
PEDRO
BRAULIO
CLAUDIA
_________________________
La acción, en una gran ciudad.
Época, actual.
Lados, los del espectador.
_________________________
ESCENARIO
Sala muy humilde. Escasísimos y deteriorados muebles. En el primero
izquierdo, puerta de la calle. En el segundo izquierdo, un aparador. En el
primero derecho, balcón con ventanales de dos hojas. En el segundo derecho,
puerta a las habitaciones. En el foro, ocupando la mitad del tercer término,
inmenso marco de un televisor. Pantalla opaca. Mandos verticales a la
derecha. En el centro del segundo término y próxima al aparador, pequeña
mesa redonda con un mantel puesto. Sobre él, un plato vacío y sus
correspondientes cubiertos, vaso y servilleta. Una única silla ante el plato y de
espaldas al lateral derecho. Un portalámparas sin bombilla pende del techo.
Interruptor en la puerta de la calle. Demás cosas que exija la acción.
ACTO PRIMERO
(Se alza el telón mientras se escucha fuerte: "Rascayú, Rascayú, cuando
mueras qué harás tú...". Atardecer de un día de enero. Luz procedente de los
cristales. del balcón. La escena vacía. La canción va decreciendo hasta dejar
de oírse. Por la derecha entra desesperado FEDERICO. Cincuenta años. Alto,
delgado y triste. Viste pantalón vaquero y jersey gris. Se mueve indeciso y
excitado. Se sienta en la silla frente al público. Para sí.)
FEDERICO.-¡Tener que acabar así!
(Abre el balcón. Crece la luz. Retrocede.)
No... ¡Debo hacerlo!
(Vuelve al balcón. A la calle en voz alta.)
¡¡Carnívoros!! ¡¡Vegetarianos!! ¡¡Hijos de Adán y Eva!!
(Por la derecha, entra desconcertada y corriendo RAQUEL. Cuarenta y pocos
años. Estatura normal, delgada y atractiva. Afligida, vigorosa y ocurrente. Viste
un traje modesto. Se sitúa a su izquierda. Voz alta.)
RAQUEL.-¿Te has vuelto loco? ¡Molestas a los transeúntes!
FEDERICO.-¡¡Aproximaos!! ¡¡Acudid todos!! ¡¡Escuchadme!!
(Se oye un enorme vocerío y sonidos de cláxones.)
RAQUEL.-¡Cómo se junta la gente! ¡El tráfico se colapsa!¡¡Llegan más!!
FEDERICO.-¡¡Me voy a arrojar desde el balcón!!
(Silencio en la calle. RAQUEL lo agarra fuerte.)
RAQUEL.-¡¡Insensato!!
(Se suelta.)
FEDERICO.-¡Raquel, respeta mi suicidio integral!
RAQUEL.-¡¡Por caridad!! ¡¡Disuadan a mi marido!! ¡¡No permanezcan mudos!!
Oh...
(PAUSA. Lo acaricia.)
Federico... ¡¡Tienes mujer e hija!!
(Por la puerta de la calle, que cierra, entra sobresaltada y corriendo MAR.
Veinte años. Alta, esbelta y guapísima. Elegante, dulce y de gran madurez.
Viste pantalones, blusa y chaquetón con obligada sencillez. Se coloca a la
derecha de Federico. Voz alta.)
MAR.-¡¡Papá!! ¡¡Papá!! ¡¡Me ha costado abrirme paso...!! ¡¡Dime que no es
cierto!! ¿¿Vas a caer tan bajo??
FEDERICO.-Mar, hija, tú no has contado bien los cuatro pisos.
MAR.-¡¡Estás desvariando!!
FEDERICO.-¡¡Enteraos!! Trabajé, como mis antepasados, de sepulturero.
Comencé de niño de recados: Junta estos huesos, traslada esas cenizas. Me
doctoré en sepelios cordiales: cogía el ataúd con una sonrisa. Si lo llevaba al
hoyo: Es una mantita de tierra: Esta palada por su abuelito, estotra por su
abuelita. Si lo dejaba en el nicho: Tres ladrillitos para que no sienta
claustrofobia. De noche, les tocaba la flauta y se dormían. A la mañana
siguiente... Buenos días, ¿un zumo de naranja? ¡¡Qué tiempos dichosos!!
RAQUEL.-¡Ya! Alimentándonos con caldo de peroné.
FEDERICO.-Pero la Informática también entró en el camposanto. Y a los
alegres sepultureros nos desampararon en sus puertas con una mísera
indemnización. Porque desde ese día..., ¡¡entierran los cadáveres por
ordenador!! Falleció la indemnización, vendimos los enseres. ¡Son las seis de
la tarde y no hemos comido! ¿¿Dónde encuentro un empleo a los cincuenta
años?? ¡¡Me enseñaron a ganar el pan con la muerte!! ¡¡Nunca con la vida!!
MAR.-Ve de guerra en guerra como enterrador ambulante. ¡Jamás hay paro!
FEDERICO.-¡Qué ironía! Soy el mejor sepulturero de la Tierra... ¡y no tengo
un sitio dónde caerme muerto! Un sitio..., sí. ¡¡Aguardad!!
(Corre y coge la silla. RAQUEL y MAR le siguen raudas e intentan agarrarlo.)
RAQUEL.-¡¡Recapacita!!
(FEDERICO corre al balcón. RAQUEL, a la derecha; y MAR, a la izquierda, se
adelantan y ubican ante el mismo. Las separa enérgico.)
FEDERICO.-¡¡Apartaos!!
(Pone la silla delante del balcón.)
MAR.-¡¡Razona!!
(FEDERICO sube soñador a la silla. RAQUEL y MAR lo vigilan cautelosas.)
FEDERICO.-Ay, era un día de enero como hoy. Mi madre, sobre el mejor
mausoleo del cementerio, me paría feliz mientras una orquesta sinfónica
interpretaba la Marcha fúnebre de Chopin. Si la orquesta se acercase a
despedirme... ¡Oh! ¡¡Música estimulante!!
(Se oye bajo "Rascayú".)
RAQUEL.-¡¡Federico, por tu madre!!
FEDERICO.-Vi la luz en el cementerio, me consagré en él, me pusieron de
patitas en la calle, y ahora...
(RAQUEL y MAR lo agarran fuertemente.)
MAR.-¡¡Papá!!
(FEDERICO empuja airado a RAQUEL y MAR que caen al suelo.)
FEDERICO.-¡¡Vuelvo allí como cliente!!
(Se escucha alto "Rascayú". FEDERICO se arroja decidido por el balcón
mientras RAQUEL y MAR se incorporan rápidas y lo agarran muy fuerte, y con
las dos manos, cada una por un tobillo. Sólo se ven sus zapatos.)
RAQUEL.-¡¡Ay!! ¡¡Dos zapatos!!
(Tiran vehementes de FEDERICO. Se ven sus piernas.)
FEDERICO.-(Off.)¡¡Soltadme un momento!!
(Siguen tirando.)
MAR.-¡¡Fuerte!! ¡¡Que no extravíe la cabeza!!
(Se ve su cabeza. Baja "Rascayú". Arrastran agotado a FEDERICO, viéndose
ahora sus brazos estirados, hasta el centro del primer término y lo dejan así
tendido en el suelo. Cesa "Rascayú".)
FEDERICO.-¡¡Soy un suicida sin porvenir!!
(RAQUEL, a la izquierda; y MAR, a la derecha, van enojadas al balcón.
Apartan la silla. A la calle.)
MAR.-¡¡Insensibles!! ¡¡Nada les conmueve!! ¿¿Son seres humanos?? ¡¡Están
hechos a imagen y semejanza del ordenador!!
RAQUEL.-¡¡Piensa por ustedes la televisión!! ¡¡Adoran al todopoderoso dólar!!
¡¡Elevan al triunfador a los altares y disfrutan con el vencido en un circo de
fieros leones!!
MAR.-¡¡Esclavos de las multinacionales!! ¿¿Por qué juegan a ser libres??
RAQUEL.-¡¡Tal libertad tiene nombre de estatua!! ¡¡La que porta una antorcha
y clama el relevo como la llama olímpica!!
MAR.-¡¡No abandonen a mi padre delante del cementerio!! ¡¡Ayúdenlo!!
¡¡Volverá a gustarle el invento de la vida!! ¿¿Verdad, papá??
(Lo mira. Sin moverse.)
FEDERICO.-¡¡Sí!! ¡¡Sí!!
RAQUEL.-¡¡El suicida solicita la excedencia!! ¡¡Muéstrenle su auxilio!! ¡¡Manos
arriba!!
(Se miran.)
RAQUEL y MAR.-¡Oh!
(Mutis rápido de RAQUEL y MAR por la derecha. FEDERICO se levanta
receloso y va al balcón. Se asombra.)
FEDERICO.-¡¡Bajad!! ¡¡Bajad las manos!! ¡¡Qué dadivosos sois!! ¡¡Arrojaré...!!
(Por la derecha, entran RAQUEL y MAR, que dejó el chaquetón. Portan un
gran cesto atado con una larguísima y sólida cuerda que va dentro. Se lo dan
a FEDERICO.)
RAQUEL y MAR.-Suerte.
(FEDERICO echa el cesto por el balcón mientras va soltando la cuerda.
RAQUEL y MAR caminan rápidas y en dirección contraria por el primer
término, entrelazando suplicantes sus manos al cielo.)
FEDERICO.-¡¡Este cesto mendigante!! ¡¡Llenadlo!!
RAQUEL.-¡Patrona de los suicidas!
FEDERICO.-¡¡Dinero para subsistir!! ¡¡Comprar ropa!! ¡¡Mandar a mi hija a la
universidad!!
(Deja de soltar y agarra el extremo de la cuerda.)
MAR.-¡Que no escatimen...!
FEDERICO.-¡¡Echáis la casa por la ventana!!
(RAQUEL, a la derecha; y MAR, a la izquierda, van al balcón.)
RAQUEL.-¡¡Más!! ¡¡Más billetes!!
MAR.-¡¡Si prefieren en especie...!!
FEDERICO.-¡¡Un besugo!! ¡¡Me apetece un besugo!!
MAR.-¡Una hoja de bacalao!
RAQUEL.-¡Media docena de bragas!
FEDERICO.-¡¡El besugo!!
(Los personajes tiran rápidos y con fuerza del cesto. La cuerda va quedando
por el escenario.)
MAR.-La fortuna vuela hacia nosotros.
RAQUEL.-Pesa más que tú, Federico.
FEDERICO.-La... cuerda...
(Dejan de tirar y se miran asustados. Va decreciendo la luz. SILENCIO
LARGO.)
MAR.-¡El... cesto!
RAQUEL.-Se... ahorca.
(PAUSA. Se tornan jubilosos y vuelven a tirar.)
FEDERICO.-¡Quiere vivir!
(Cogen dificultosos el cesto repleto.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Es nuestro!!
(Lo dejan en el suelo y distanciado del balcón. FEDERICO coge el besugo y
MAR, la hoja de bacalao. RAQUEL se pone una braga y coge las restantes.)
RAQUEL.-Sin bragas, creedme, hasta se sonroja una delante de un violador.
(Mutis de FEDERICO, RAQUEL y MAR por la derecha. La escena vacía un
momento. SILENCIO. Se oyen protestas en la calle. Por la derecha entra
FEDERICO. Dejó el besugo. Va al balcón. Silencio en la calle.)
FEDERICO.-¡¡Gracias por haberme resucitado!! ¡¡Qué honor pertenecer a
vuestra sociedad!!
(Cierra el balcón. Baja considerablemente la luz. Coloca la silla en el centro
del escenario y frente al público. Va a sentarse. Por la derecha, entra MAR.
Dejó la hoja de bacalao. FEDERICO desiste y retrocede. MAR se sienta
exageradamente cómoda en la silla.)
MAR.-¡Ay...! ¿Me puedo matricular en Oxford?
(Por la derecha, entra RAQUEL. Dejó las bragas restantes. MAR se levanta y
avanza. RAQUEL se sienta exageradamente cómoda en la silla.)
RAQUEL.-Más adelante... ¿Vas a desplazarte desde Oxford para agarrar un
tobillo de tu padre?
(Se levanta y avanza. FEDERICO se sienta en la silla.)
FEDERICO.-¡Yo no vuelvo a interpretar el número del suicida!
(Se coloca exageradamente cómodo. La penumbra inunda la escena. MAR se
asusta.)
MAR.-¡No veo los honorarios!
(FEDERICO se levanta y hace mutis rápido por la derecha. RAQUEL sube a la
silla.)
RAQUEL.-¡Todo por unidad! Una silla y una cama para turnarnos; un plato
para engordar con lotería no premiada...
(Por la derecha, entra FEDERICO con una bombilla.)
FEDERICO.-Una bombilla que viaja por las habitaciones...
(Se la da a RAQUEL, que la enrosca en el portalámparas.)
MAR.-Los comercios ya han cerrado. Que no se le ocurra estar...
(RAQUEL baja de la silla.)
FEDERICO.-¡Fundida! Para una vez que vamos a cenar... ¡Nos quedamos sin
ver la comida!
RAQUEL.-Bueno... También los ciegos hacen el amor con la luz apagada.
¡¡Achís!!
(Se enciende la bombilla y se ilumina la escena. Corren dichosos hasta el
cesto y lo acarician.)
MAR.-¡Nuestro patrimonio!
RAQUEL.-Pronto se eclipsará. Ideo el suicidio perfecto...
(FEDERICO va al centro del escenario.)
FEDERICO.-¿Es que no podríamos trabajar los tres como las personas
normales?
(RAQUEL se aproxima.)
RAQUEL.-¡Oh, sí! Tú de pordiosero. Los sindicatos os apoyan la huelga de
hambre. Alquilas una buena esquina...
FEDERICO.-¡Soy un sepulturero ilustre! ¡Jamás he requerido una limosna por
la gloria de los difuntos!
RAQUEL.-¡Qué manos tan finas! ¡Hay mancos que extienden una ortopédica!
Mar..., ¿te ilusiona de prostituta?
(MAR se acerca.)
MAR.-Quiero estudiar medicina, mamá. Cruzar la calle y que me señalen
admirados: ¡Sabe curar la gripe!
RAQUEL.-Me decepcionáis... Seré atracadora de bancos. ¡Y siempre al
mismo!
FEDERICO.-¿Al mismo? Tú deseas que te incluyan en la plantilla.
RAQUEL.-Atracaré honestamente. No, no; no me den tanto. Sólo para las
chuletas de hoy. Les dejo la pistola y la capucha. Las utilizaré mañana para
comprar una merluza. ¡Promocionaré la entidad!
MAR.-¡Qué vergüenza! Murmurarán todos: ¡Es la hija de la encapuchada!
RAQUEL.-Si no atracas a los bancos, te atracan ellos a ti. (Pasea.) Ayer pasé
ante uno. El banco salió de su solar y me persiguió. Yo corría, corría; pero él
iba a devorarme. ¡Taxi! ¡Taxi! Mi salvación. el banco regresó contrariado a su
sitio. (Se para.) Y allí sigue, esperando otra víctima.
FEDERICO.-¡Te prohíbo ser atracadora! ¡Pensarán que naciste en la cárcel!
MAR.-No malogres tus aptitudes. (Acariciándole.) ¿De qué vas a trabajar...,
papaíto?
(Se oye bajo "Rascayú". FEDERICO, frente al público, enrolla resignado la
cuerda alrededor de su cuello. RAQUEL y MAR lo contemplan felices.)
FEDERICO.-De... suicida.
(Se escucha alto "Rascayú". FEDERICO echa la lengua. Trágica expresión de
ahorcado. RAQUEL y MAR se abrazan entusiasmadas. La escena permanece
así un momento. Cesa "Rascayú". FEDERICO es el resignado de antes.
RAQUEL y MAR se sueltan.)
RAQUEL.-Haces el Seguro del Suicidio...
(FEDERICO va dejando, rápido y aterrorizado, la cuerda en el cesto.)
FEDERICO.-¡No! ¡Provocaríais mi accidente laboral!
(Suena el timbre de la puerta de la calle. Se sobresaltan y se miran miedosos.
SILENCIO LARGO. Voces muy bajas.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡Un... ladrón!
(Cogen, rápidos y sigilosos, el cesto. Mutis, veloz y de puntillas, de
FEDERICO, RAQUEL y MAR por la derecha. La escena vacía muy momento.
Suena el timbre. Por la derecha entran, lentos y aterrorizados, FEDERICO,
RAQUEL y MAR. Se paran delante del término. Voces temblorosas.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-No... estamos.
PEDRO.-(Off.)Si son el contestador automático... Vengo a asegurarles un
esplendoroso futuro.
(RAQUEL y MAR se miran contentas. FEDERICO se asusta. Voz muy baja.)
FEDERICO.-¡El Seguro del Suicidio!
(RAQUEL y MAR avanzan y se paran. FEDERICO las sigue desconfiado.
Voces normales.)
RAQUEL y MAR.-¡Hemos regresado!
(RAQUEL abre la puerta. Por la izquierda entra, parándose, PEDRO.
Cuarenta y pocos años. Alto, moreno, delgado. Elegante y triste. Locuaz,
serio, gran sentido del humor. Viste de negro: Sombrero, traje, zapatos,
calcetines, corbata. Camisa blanca. Porta una cartera negra en la mano.
Solemne.)
PEDRO.-¡Represento al Banco de la Vida!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran confusos. PAUSA.)
RAQUEL.-Muy apropiado.
(MAR cierra la puerta. PEDRO se quita el sombrero y estrecha las manos ante
la extrañeza de los demás.)
PEDRO.-Doña Raquel, señorita Mar, don Federico... Soy Pedro. ¿Recuerdan?
Nos presentó el balcón.
(Pone el sombrero. FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran cohibidos. PAUSA
LARGA.)
MAR.-¡Qué alegría volver a verle!
PEDRO.-Don Federico, intentar suicidarse por estar desempleado... Una
temeridad, distinguidos clientes. Vivirían tan bien de rentas...
(Va a la silla. FEDERICO en el centro, RAQUEL a la izquierda y MAR a la
derecha; se sitúan ilusionados frente a él, quedando en semicírculo.
Exageradamente ceremoniosos.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-Pero siéntese, don Pedro.
PEDRO.-Por favor, ustedes primero.
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-De ninguna manera.
(PEDRO se sienta en la silla. FEDERICO, RAQUEL y MAR; a continuación y
al unísono, se sientan en el suelo.)
PEDRO.-Muchísimas gracias.
(Se miran. PAUSA.)
Gestiono que sean beneficiarios de nuestro último producto: ¡Crédito
Hipotecario Existencial!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran incrédulos. PAUSA.)
FEDERICO.-¿Un crédito... de hadas?
MAR.-Avalan las hipotecas...
PEDRO.-Sus cuerpos.
RAQUEL.-¿Cómo? Acostumbrarse a existir sin ellos...
PEDRO.-Así que fallezcan. ¿Banco de la Vida? Hospedamos un difunto sin
estrenar. Nos personamos, lo metemos en un saco, lo llevamos en una
carretilla y los sobrevivientes... ¡Se ha escapado el muerto!
FEDERICO.-Esto no es moral, don Pedro. ¡Es el secuestro de un cadáver!
PEDRO.-Cobramos la hipoteca. Cuando el asegurado firme la póliza, le
abonamos una mensualidad hasta su óbito.
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se tornan esperanzados.)
MAR.-¡Magnífica inversión! Y los finados... ¿Los entretienen en un tiovivo?
PEDRO.-Les extraemos los órganos para trasplantes.. Cuántos los precisan
como un remiendo. El donante no muere, ¡reencarna en un desahuciado!
RAQUEL.-Ya... Pagan a los vivos pobres para resucitar a los muertos ricos.
PEDRO.-Somos altruistas. Llega un cliente: Necesito un páncreas para mi
esposa. ¿Sabe las medidas? Me parece que tenemos esa talla. Su páncreas,
caballero. ¿Se lo envuelvo en papel de regalo? Cuesta este páncreas, por
tratarse de usted...
MAR.-Ay, qué romántico. ¡Ser obsequiada amorosamente con un páncreas!
PEDRO.-Realizamos, como los demás bancos, una función cultural. El
esqueleto lo vendemos a un colegio. ¡Se transforma en un catedrático
autodidacto! Los alumnos, al entrar en clase, le darán respetuosamente la
mano: ¿Cómo está usted, don Aurelio?
FEDERICO.-Nunca... regresaré... al... cementerio.
RAQUEL.-¿Qué sueldo mensual percibiríamos por el potentado vital de mi
marido?
(PEDRO se levanta solemne y deja la cartera sobre la silla.)
PEDRO.-Cincuenta mil.
(FEDERICO se levanta compungido.)
FEDERICO.-¿Sólo... valgo?
PEDRO.-Vivo, estimado señor. Pero muerto, y no es por adularle, usted no
tiene precio.
MAR.-¡Siniestra paradoja! Debemos alcanzar la nada para ser algo.
(RAQUEL se levanta malhumorada.)
RAQUEL.-¡Y todo por no haberme casado con otro! Ofrecerían por él... Yo,
modestia aparte, recibiría por este cadáver que Dios me dio...
PEDRO.-Cincuenta mil.
RAQUEL.-¿Equipara mi cuerpo presente...? ¿¿Desde cuándo todos los
muertos son iguales??
FEDERICO.-Mujer, si han implantado el proletariado en el más allá...
(MAR se levanta coqueta. Le coge una mano a PEDRO, que reacciona
confuso, y lo lleva al balcón. Le suelta.)
MAR.-Nos hallamos en un depósito de cadáveres. Hay infinidad de muertas
hermosísimas. Las que en sus ataúdes sólo son acariciadas por gusanos de
seda. Los hombres las contemplan fascinados. Ellas mariposean cautivadoras
ante sus posibles compradores. ¡Cuánta sensualidad!
PEDRO.-Las muertas hacen voto de castidad, señorita Mar.
(Una luz tenue sólo ilumina a los dos. MAR se torna seductora y como un
cuerpo sin vida.)
MAR.-¡Oh...! He acabado los cigarrillos. ¿Me das uno..., cariño?
(PEDRO le da un cigarrillo y se lo enciende.)
PEDRO.-El tabaco... nos convierte en ceniza.
MAR.-Ahora... Gracias. ¿Es la primera vez que vienes a un prostíbulo de
muertas?
PEDRO.-Sí... He visto el anuncio luminoso Tanatorio-Club...
(MAR lo acaricia y atrae.)
MAR.-No somos contagiosas. ¡Ay, eres un vivo que quitas la respiración!
(Le echa una suave bocanada de humo. PEDRO retrocede lento.)
PEDRO.-Me... ahogo.
(MAR avanza lenta.)
MAR.-Te mueres por mis huesos. Estás deseando yacer conmigo. ¡Poseer a
la muerte!
PEDRO.-En el banco, jamás las hemos utilizado para esa experiencia.
(Se paran.)
MAR.-¡Nunca es tarde! ¿O no te dice nada esta vampiresa ardiente y sin
vida...?
PEDRO.-Tan aprovechable...
(MAR lo abraza y besa.)
MAR.-¡Hombres como tú me resucitan! ¿Cuánto remuneraría mensualmente
mi amor por beneficiarse del cuerpo de esta preciosa muerta de alterne?
PEDRO.-Cincuenta mil.
(MAR lo suelta molesta y apaga el cigarrillo.)
MAR.-¡Anda y que te recen un responso!
(PEDRO vuelve a su sitio.)
Si a una lo que le sobran son banqueros que le pongan un panteón.
(LUZ NORMAL. Es ella.)
¿¿Vamos a prostituir nuestra muerte?? ¡¡Me envilece su cruel caricatura!!
(Vuelve a su sitio.)
PEDRO.-Aguardo sus últimas voluntades.
(FEDERICO, RAQUEL y MAR van a la puerta de la calle. Voces bajas.)
RAQUEL.-Por esa cantidad, no hago strip-tease en un aula con mi organismo.
FEDERICO.-¡Antes testo mi cadáver y que lo herede un familiar necesitado!
MAR.-Si un día tengo un hijo... ¡Qué vergüenza! Decirle: Viniste de un cuerpo
que no es de tu madre.
(PEDRO coge la cartera.)
PEDRO.-La suerte sólo llama una vez en cada hogar.
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran soñadores. PAUSA. Corren hasta
Pedro. Voces normales.)
MAR.-Lleva tres hígados, seis riñones, tres catedráticos...
FEDERICO.-Con nosotros, los cementerios cierran por defunción.
RAQUEL.-¿Bonificaría por la colección completa?
PEDRO.-Ciento cincuenta mil.
(FEDERICO, RAQUEL y MAR, cogidos de la mano, brincan alrededor de
PEDRO, que tapa aturdido los oídos con sus índices y le cae la cartera al
suelo.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Doscientas mil!! ¡¡Doscientas mil!!
¡¡Doscientas mil!!
PEDRO.-¡¡Qué delirios de grandeza!! ¡¡Qué delirios de grandeza!!
(PEDRO retira sus índices y coge la cartera. FEDERICO, RAQUEL y MAR se
paran y sueltan, extendiendo al unísono las palmas de sus manos derechas
cada vez que licitan.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Ciento noventa mil!!
PEDRO.-¡¡Ciento setenta mil!!
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Ciento ochenta mil!!
(PEDRO abre la cartera y saca tres impresos negros.)
PEDRO.-Me interesa la mercancía.
(Entrega un impreso a cada uno.)
Sesenta mil por cabeza. ¡Enhorabuena! Han triunfado en la vida. Firmen
donde dice el propietario de la existencia.
(FEDERICO, RAQUEL y MAR sacan un bolígrafo negro de sus bolsillos y, al
unísono, lo alzan lentos y patéticos.)
RAQUEL.-Pronto nos denominaremos el usufructuario.
(PEDRO cierra la cartera.)
PEDRO.-No coaccionamos a los vendedores. Reflexionen antes de aceptar
tan brillante puesto de trabajo.
(Se quita el sombrero y estrecha las manos.)
Doña Raquel, señorita Mar, don Federico. Cuando vuelva, espero que me
acojan con el corazón en la mano.
(Pone el sombrero. FEDERICO, que abre la puerta de la calle, RAQUEL y
MAR se estremecen. Mutis de PEDRO por la izquierda.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-A... di... ós.
(Por la izquierda entra PEDRO y queda en el término.)
PEDRO.-Esmerarán la salud. Podríamos expedientarlos. Cuidemos el cuerpo
y seremos... ¡un cadáver en buen estado!
(Mutis por la izquierda, cerrando la puerta. Se miran aterrorizados y caminan
rápidos por todo el escenario.)
FEDERICO.-¡Firmamos y nos enviarán unos sicarios! ¡Gastaremos los
salarios en guardaespaldas!
(Se disponen a romper los impresos. MAR se para. Desisten.)
MAR.-Si no le dedicamos un autógrafo a la muerte...,
(FEDERICO y RAQUEL se paran.)
¿cómo disfrutaremos de un elevado status?
(Se miran ilusionados. PAUSA. Van decididos a la mesa, dejan los impresos
sobre ella, intentan firmar al unísono y les comienzan a temblar
exageradamente las manos. Se miran frustrados. PAUSA LARGA.)
FEDERICO.-Las manos... han dejado de pertenecernos. ¿Debemos usar unas
prestadas?
MAR.-Como aparezca un pretendiente a pedírmela...
RAQUEL.-¡Estamos incapacitados para mendigar!
(Se van tranquilizando y tornándose aliviados. En el momento de firmar,
arrojan indignados los bolígrafos sobre la mesa.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡No!!
(Se inmovilizan. GRAN SILENCIO. RAQUEL recobra vida y avanza hacia el
centro del primer término.)
RAQUEL.-Don Pedro no ha estado aquí. Ha sido una oscura pesadilla.
¡Celebremos tu suicidio de hoy, Federico! Aunque el hambre nos acucia,
cenaremos a la hora de todos. ¡Dientes unidos!
(Se vuelve.)
¿Os gusta el besugo al horno?
(FEDERICO y MAR, dichosos, recobran vida y se aproximan a Raquel.)
FEDERICO y MAR.-¡¡Un besugo!!
RAQUEL.-Después... ¿Un buen plato de bacalao?
FEDERICO y MAR.-¡¡Un plato de bacalao!!
RAQUEL.-Gocemos de este bienestar. ¿Enciendo el televisor para estimular
el apetito?
MAR.-Sí, mamá. Los anémicos, sin posibilidades económicas, se curan con
los programas gastronómicos.
(RAQUEL va hacia el televisor. Se para.)
FEDERICO.-La televisión me deprime. Pereceremos por sus bombardeos
publicitarios. Compre esto, adquiera lo otro. ¡Una burla! Tendrían que advertir:
Este spot puede herir la sensibilidad de los menesterosos.
RAQUEL.-Cualquier día vemos un difunto en un ataúd promocionando un
medicamento vitamínico.
FEDERICO.-O San Antonio con un preservativo en la mano: Era el santo
casamentero, pero mis admiradoras os aconsejan...
(Se sienta en la silla y frente al televisor.)
MAR.-La sociedad está ávida de emociones morbosas. ¿Os imagináis una
guerra televisada en directo y patrocinada por una bebida? Los ejércitos, a la
hora del recreo, descansarían de matar y mostrarían la botella: ¡Tan rica como
un cóctel molotov!
(Se sienta encima de la mesa y frente al televisor.)
RAQUEL.-Ni que la televisión fuese un escaparate de fantasmas. ¡No muerde!
Hay concursos que, con un poco de suerte, se renace en la opulencia.
(Simula encender el televisor y se sienta en el suelo, a la derecha, frente al
mismo. Desaparece la pantalla opaca del televisor mientras se oscurece la luz
y se ilumina simultáneamente la de este pequeño escenario, que representa
un plató de televisión. En el suelo, entarimado blanco. Entradas en los
laterales. En el segundo izquierdo y frente al público, gran frigorífico blanco.
Visible su marca: CONGELÁTOR. En el foro y laterales, predominando el
color blanco, profusión de carteles publicitarios con la reproducción reducida
de la nevera y destacadas letras: FRIGORÍFICO CONGELÁTOR: ¡UNA OLA
DE FRÍO NOS INVADE! Por la derecha entra BRAULIO. Cuarenta y cinco
años. Alto, delgado, moreno. Muy elegante, locuaz y agradable. Luce un
smoking blanco. Todo él va vestido de este color. Por la izquierda, y al mismo
tiempo, entra CLAUDIA. Alta, esbelta, rubia. Muy elegante, alegre y
candorosa. Luce un insinuante traje de noche blanco. Toda ella va vestida de
este color. Cada uno porta un micrófono inalámbrico blanco en la mano. Van
exultantes al centro del primer término de este espacio escénico.)
BRAULIO.-¡Señoras!
CLAUDIA.-¡Señores!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Muy buenas noches!!
BRAULIO.-¡Congelátor!
CLAUDIA.-¡Una ola de frío nos invade!
BRAULIO.-¡El frigorífico soñado por las ánimas del purgatorio!
CLAUDIA.-¡Patrocina el humanitario concurso para quedarse helado...!
(En el foro, desciende un amplio cartel blanco con grandes letras negras: LA
VIDA VALE UN MILLÓN DE DÓLARES. En los ángulos, daguerrotipo
pequeño de la nevera.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡La vida vale un millón de dólares!!
BRAULIO.-¡La suculenta cantidad que puede ser...!
(FEDERICO da un salto en la silla.)
FEDERICO.-¡Para mí!
RAQUEL y MAR.-Iluso...
CLAUDIA.-¡Para el que, antes de una hora, se persone en nuestros estudios y
profiera entusiasmado...!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Me fascina Congelátor!!
(FEDERICO se levanta decidido y va, lento y de puntillas, hacia la puerta de la
calle. RAQUEL y MAR lo observan serias.)
BRAULIO.-¡Si acudiese más de un participante, se sortearía y el envidiable
agraciado...!
(FEDERICO se para indeciso.)
CLAUDIA.-¡Comparecerá en este plató tres días después, le entregaremos
una bella pistola cargada, la pondrá en su sien y exclamará...!
(FEDERICO corre asustado y se sienta en la silla.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Mi vida por Congelátor!!
RAQUEL.-Tan fácil...
BRAULIO.-¡Apretará sonriente el gatillo...!
(Suena un fuerte disparo. FEDERICO, RAQUEL y MAR llevan, rápidos y al
unísono, las manos a sus cabezas.)
MAR.-¿Jaqueca?
CLAUDIA.-¡Y le colocaremos en su otra mano para que reparta entre sus
herederos...!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR, lentos y al unísono, dejan caer sus manos.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Un millón de dólares libres de impuestos!!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran decepcionados.)
FEDERICO.-Oh...
BRAULIO.-¡El primer suicidio en directo ante las cámaras de la televisión!
CLAUDIA.-¡El mayor espectáculo del mundo!
BRAULIO.-¡Un deleite para la sensibilidad del telespectador más exquisito!
CLAUDIA.-¡El inefable avance de la civilización!
BRAULIO y CLAUDIA.-¿¿Quién será el afortunado en el sorteo??
BRAULIO.-Quizá...
(Mira a FEDERICO, que está atónito.)
¿Usted?
(CLAUDIA mira a Federico.)
CLAUDIA.-Sí, no sea escéptico. ¡Usted!
(BRAULIO, CLAUDIA, RAQUEL y MAR señalan con sus índices a Federico.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Usted!!
(FEDERICO se levanta y camina aterrorizado.)
FEDERICO.-¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡No!!
(RAQUEL y MAR dejan de señalarlo y lo miran extrañadas.)
BRAULIO.-¡Usted y con el amor de Congelátor...!
CLAUDIA.-¡Una ola de frío nos invade!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Saldrá del cosmos por la puerta grande!!
(Dejan de señalarlo.)
BRAULIO.-¡Señoras!
CLAUDIA.-¡Señores!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Vengan a competir deportivamente!!
BRAULIO.-¡Realicen el negocio de su existencia!
CLAUDIA.-¡Ganen su elevado precio porque...!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡La vida vale un millón de dólares!!
(BRAULIO por la derecha y CLAUDIA, al mismo tiempo por la izquierda,
hacen mutis saltando felices. FEDERICO simula apagar el televisor y aparece
la pantalla opaca mientras se oscurece el plató y se ilumina simultáneamente
el primer escenario. RAQUEL y MAR se levantan.)
FEDERICO.-¡Degradante! ¿Se inventó la televisión para esto?
MAR.-Sólo falta que televisen un concurso de ricos cortándoles las manos a
los pobres por alargárselas. Galardonarían al que más piezas cazase.
FEDERICO.-¡Pero vosotras me señalabais con el dedo! ¡Me recomendabais!
(RAQUEL y MAR se tornan confusas.)
RAQUEL y MAR.-¿Nosotras?
FEDERICO.-¡Y los presentadores también me animaban! ¡No soy tan
ambicioso!
RAQUEL.-Tú sufres alucinaciones. ¿O... se te ha subido el premio a la
cabeza?
(Mutis de RAQUEL y MAR por la derecha. FEDERICO pasea atribulado. Para
sí.)
FEDERICO.-Desde que ejerzo la carrera de suicida, presiento que moriré en
acto de servicio. Inmolarme para que los míos sean felices. ¡Ay, hacer mutis
por el mapa!
(Se para. Por la derecha entran afables RAQUEL y MAR, que quedan en el
término. No se ve la mano derecha de aquélla ni la izquierda de ésta acordes
con sus mismas posiciones.)
MAR.-¡Se aproxima el gran momento!
FEDERICO.-Yo...
RAQUEL.-¡Para tres días que vamos a vivir...!
(RAQUEL muestra el besugo y MAR la hoja de bacalao, dejando de ocultar al
unísono sus manos, y avanzan contentas hacia Federico.)
FEDERICO.-Así que los hayamos comido, las manos buscarán...
(RAQUEL y MAR los dejan caer.)
¡La sien!
(Rápidos y al unísono, simulando una pistola, colocan las manos derechas en
sus sienes y se miran tristes. SILENCIO. El besugo y la hoja de bacalao,
movidos por hilos imperceptibles, corren por el escenario. Retiran, rápidos y
turbados, sus manos.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Oh!!
(Los persiguen inútilmente.)
MAR.-¡¡Cómo nadan en nuestra miseria!!
FEDERICO.-¡¡En mis años de sepulturero...!! ¡¡Nunca vi a un muerto...!!
RAQUEL.-¡¡No les gustan los estómagos de los pobres!!
(Se paran cansados y se miran buscando una solución.)
MAR.-¡¡Les agrada salir de paseo!!
(RAQUEL, corriendo, se sitúa delante de la puerta de la calle.)
FEDERICO.-¡¡Volver por el balcón a la pescadería!!
(MAR, corriendo, se sitúa delante del balcón.)
RAQUEL.-¡¡Querrán dormir en nuestra cama!!
(FEDERICO, corriendo se sitúa delante de la puerta derecha.)
FEDERICO.-¿¿Cojo la escoba??
(Los peces se mueven lentos. RAQUEL y MAR los persiguen cautelosas.)
RAQUEL.-¡¡Besugo!! ¡¡Besuguito lindo!!
MAR.-¡¡Hojita!! ¡¡Hojita de bacalao mía!!
(Decididas y felices, RAQUEL atrapa el besugo y MAR la hoja de bacalao;
sujetándolos como antes. FEDERICO se acerca contento.)
FEDERICO.-¡Qué difícil es cenar! No se le ocurrirá al cesto...
(Por la derecha, movido por otros hilos imperceptibles, entra solo el cesto y
avanza lento hacia la puerta de la calle. Se paralizan asombrados.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Eh!!
(Los personajes, con sus índices y al unísono, reprenden severamente al
cesto. Este va retrocediendo y ellos siguiéndolo.)
MAR.-¡¡Prohibido trasnochar con los ahorros!! ¡¡Nada vida licenciosa!! ¡¡Te
puede atracar!!
(Por la derecha, sale el cesto. Van sosegados al centro del escenario.)
RAQUEL.-Desconfío de estas caridades. Voy por la calle... ¡y se escapan
solas las bragas!
(Ríen. SILENCIO.)
MAR.-La prosperidad huye de esta casa como la hora del sorteo que nos dice
adiós.
RAQUEL.-Tictac... Tictac... Tictac...
FEDERICO.-¿Quién será el suicida de oro?
MAR.-Tictac... Tictac... Tictac...
FEDERICO.-Perder esa cantidad y regalársela a un desconocido...
RAQUEL.-No te hagas ilusiones..., no te hagas ilusiones...
FEDERICO.-Viviríamos los tres... Vosotras, sin privaciones. Yo... perduraría
en vuestro recuerdo y en el de nuestros descendientes. Habitaría dentro de un
gran cuadro, con una pistola sobre la sien, colgado en el salón principal. Me
presentarían: Este es Federico, el fundador de nuestra ilustre dinastía.
(Mutis por la derecha. RAQUEL y MAR se miran serias. GRAN PAUSA.)
RAQUEL.-Qué amante es de su familia.
MAR.-Temo que se arriesgue y salude...
(Por la derecha entra decidido y optimista FEDERICO. Puso una chaqueta
gris.)
FEDERICO.-¡Me fascina Congelátor!
(RAQUEL y MAR, sorprendidas, le suplican con las manos entrelazadas sin
soltar los peces.)
RAQUEL.-¡Apiádate de esta pobre viuda! MAR.-¡No permitas que mi padre
esté ocioso en el cementerio!
(FEDERICO va hasta la puerta de la calle. RAQUEL y MAR se ubican
delante.)
FEDERICO.-¡La televisión aguarda a su mártir!
RAQUEL.-Si te rechazasen..., te disgustarías tanto...
MAR.-Y... si te eligiesen...
FEDERICO.-Me harán la autopsia... y aparecerán dólares, ¡muchísimos
dólares!, como si fuese una fábrica.
(RAQUEL y MAR lloran. Se abrazan patéticos.)
RAQUEL.-¡¡Federico!!
FEDERICO.-¡¡Raquel!!
MAR.-¡¡Papá!!
FEDERICO.-¡¡Hija!!
(Abre la puerta de la calle.)
RAQUEL y MAR.-Su... er... te.
(Mutis de FEDERICO por la izquierda. RAQUEL y MAR lo despiden muy
tristes con la mano. Cierran la puerta sin fuerzas. Pasean lentas y abstraídas,
ajenas una de la otra, como si se sintiesen culpables. La escena se prolonga
así un momento. Se paran.)
MAR.-Que no salga premiado del bombo.
RAQUEL.-Con lo gafe que es... Sonará el timbre y continuará valiendo su
existencia...
(Suena el timbre de la puerta de la calle. Se miran extrañadas. PAUSA. Van
hacia ella. MAR la abre. Se tornan incómodas. Por la izquierda, saludando
levemente con el sombrero, entra PEDRO con la cartera. RAQUEL cierra la
puerta.)
PEDRO.-Doña Raquel, señorita Mar... Unos pececitos amaestrados... ¿Y el
aventurero de don Federico?
MAR.-Un imprevisto viaje de negocios.
PEDRO.-¿Han firmado sus testamentos corporales?
RAQUEL.-¿En tan poco tiempo? Un viejecito empezó a firmar su herencia, se
murió y los familiares le dirigieron la mano. ¡Todo de su puño y letra! Como no
servía colocarlo ante la máquina de escribir...
PEDRO.-Si no estudió mecanografía...
(Se miran serios. SILENCIO.)
¡Pretenden que don Federico...!
(MAR coge los impresos y se los entrega a PEDRO.)
MAR.-Mete estos tres impresos en un saco... ¡y los lleva en una carretilla!
PEDRO.-Colaboren... ¡Cuántos ciegos ven la nieve con las córneas de un
negro!
RAQUEL.-¡No insista! ¡El cuerpo es un recuerdo de familia!
PEDRO.-Actualizaremos anualmente sus nóminas acordes con la subida del
precio de los órganos.
(RAQUEL y MAR se miran maliciosas. PAUSA. Le arrebatan los impresos y
les caen los peces al suelo. PEDRO los coge rápido y los sujeta con cada
mano.)
MAR.-La vida es una noria de sorpresas...
(RAQUEL deja los impresos sobre la mesa.)
RAQUEL.-¿La respuesta al cabo de tres días?
PEDRO.-Doña Raquel, señorita Mar... Deseo lo mejor para el cabeza de
familia. Esperaré tres días. A nuestros clientes, no les ponemos una pistola en
la sien.
(MAR abre la puerta de la calle y PEDRO hace mutis por la izquierda. Se
miran.)
MAR.-Veo una señora... ¡trasplantada en sirena!
(RAQUEL va presurosa hacia la puerta de la calle.)
RAQUEL.-¡Don Pedro!
(Por la izquierda, y a la altura de las manos de Pedro, se ven los peces
moviéndose agitados.)
PEDRO.-(Off.)Los pececitos...
(RAQUEL coge rápida el besugo y MAR la hoja de bacalao.)
RAQUEL y MAR.-¡¡Son nuestros!!
(Cierran airadas la puerta y hacen mutis por la derecha. La escena permanece
vacía un momento. Por la derecha, y sin los peces, entran serias RAQUEL,
que se sienta en la silla frente al televisor; y MAR, que simula encender el
televisor y se sienta en el suelo, a la derecha, frente al mismo. Desaparece la
pantalla opaca mientras se oscurece la luz y se ilumina simultáneamente el
mismo plató. En el centro del segundo término y frente al público, una mesa
redonda blanca y tres micrófonos blancos sobre ella. Uno en el centro y los
otros dos frente a su lateral correspondiente. Un sillón blanco ante cada
micrófono. RAQUEL y MAR se miran trágicas. SILENCIO LARGO. Por la
derecha entra BRAULIO y por la izquierda, y al mismo tiempo, CLAUDIA.
Visten igual. Están serios. Van al centro de este primer término y saludan al
unísono con una leve reverencia. BRAULIO coge el micrófono inalámbrico de
la derecha y CLAUDIA el de la izquierda. Sonrientes y alegres, vuelven al
centro del primer término, ahora algo distanciados.)
BRAULIO.-¡Señoras!
CLAUDIA.-¡Señores!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Qué alegría volver a verles en la paz de sus
hogares!!
BRAULIO.-¡Congelátor!
CLAUDIA.-¡Una ola de frío nos invade!
BRAULIO.-¡Patrocina la lotería del suicidio por conveniencia!
CLAUDIA.-¡En el más divertido de los concursos de televisión...!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡La vida vale un millón de dólares!!
BRAULIO.-Claudia..., ¿quién será el venturoso o venturosa entre tantos
opositores?
(Por la derecha se ve un gran sobre negro. CLAUDIA lo señala.)
CLAUDIA.-¡Ahí! ¡Ahí está su tarjeta de visita, Braulio!
(BRAULIO coge el sobre y, después de juntarse en el centro, lo abre ante la
mirada curiosa de CLAUDIA.)
BRAULIO.-¡Su nombre...!
(Saca una gran tarjeta blanca con el nombre en destacadas letras negras, se
lo muestra a CLAUDIA y arroja el sobre por el lateral derecho.)
CLAUDIA.-¡Y el ganador es...!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Don Federico Pérez López!!
(RAQUEL se levanta entusiasmada.)
RAQUEL.-¡Hoy creo en Dios!
MAR.-Po... bre.
(Se desmaya. RAQUEL la reanima preocupada.)
BRAULIO.-¡Señoras!
RAQUEL.-¿Va a ser todo para mí?
CLAUDIA.-¡Señores!
(MAR se levanta asustada.)
MAR.-¡¡No!! BRAULIO.-¡Se encuentra en la estación, esperando el tren de la
historia...!
(RAQUEL y MAR se sientan en sus sitios.)
CLAUDIA.-¡El suicida del siglo!
(BRAULIO y CLAUDIA miran al lateral derecho con las manos dispuestas para
aplaudir.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Adelante, don Federico!!
(Por la derecha, exultante y alzando triunfador los brazos, entra FEDERICO.
BRAULIO, CLAUDIA, RAQUEL y MAR le aplauden ardorosos. Sus aplausos
coinciden con los procedentes de entre bastidores. RAQUEL salta en la silla.)
RAQUEL.-¡Es él! ¡Es él!
MAR.-¡Le gusta! ¡Lo paladea!
(Cesan los aplausos. BRAULIO arroja la tarjeta por el lateral derecho y
FEDERICO baja los brazos.)
BRAULIO.-¡Don Federico! ¡Enhorabuena! ¡Un abrazo!
(BRAULIO y CLAUDIA le acercarán el micrófono a FEDERICO, que está en el
medio de los dos, cuando hable.)
FEDERICO.-¡Por liquidación!
(FEDERRICO y BRAULIO se abrazan.)
CLAUDIA.-¡Felicidades, don Federico! ¿Un beso... a una admiradora?
FEDERICO.-¡Un millón!
(FEDERICO y CLAUDIA se besan. Por la izquierda se ve una banda morada
con la inscripción Congelátor en letras moradas.)
MAR.-Los suicidas tienen un éxito con las mujeres...
(CLAUDIA recoge la banda y vuelve a su sitio.)
RAQUEL.-Como nos duran tan poco...
BRAULIO.-¡Lucirá esta banda con la inscripción de Congelátor...!
(BRAULIO y CLAUDIA le colocan la banda a FEDERICO.)
CLAUDIA.-¡Los tres días de festejos en su honor antes del tiro!
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¿Fiestas?
BRAULIO.-¡Sométase a las exigencias publicitarias!
CLAUDIA.-¡Complazca a la humanidad que anhela sus palabras!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Les habla don Federico!!
(BRAULIO le entrega el micrófono a FEDERICO, que se sitúa en el centro del
primer término de este escenario.)
FEDERICO.-Parientes: Es un orgullo militar en vuestra familia. ¡Pocas quedan
como la nuestra! Me eleváis a los altares como a un santo con una pistola en
la sien. ¡Gracias, humanidad! ¡¡Seguid progresando!!
RAQUEL.-¡Es un programa cultural!
(BRAULIO le coge el micrófono a FEDERICO.)
BRAULIO.-¡La fama tiene nombre de don Federico! ¿Nos concede su primera
entrevista?
FEDERICO.-Si son gajes del oficio...
(BRAULIO y CLAUDIA llevan a FEDERICO hasta el sillón del centro.)
CLAUDIA.-No se lastime, don Federico. Un funesto percance...
(Lo sientan. BRAULIO lo hace en el sillón derecho y CLAUDIA en el izquierdo,
dejando antes los micrófonos en sus sitios.)
BRAULIO.-¿Por qué ha tenido la sensatez de participar en el concurso?
FEDERICO.-Sufro la epidemia mortal del paro y como los laboratorios de los
poderosos no quieren descubrir el virus...
CLAUDIA.-¿Cuál era su profesión antes de contagiarle este maligno bacilo?
FEDERICO.-Sepulturero para servir a ustedes.
BRAULIO.-¿Es la primera vez que va a suicidarse?
FEDERICO.-Hace un par de horas, me arrojé gratis por el balcón. Si mi mujer
e hija no me agarrasen por los tobillos..., ¡lo que habría perdido!
CLAUDIA.-¿El suicida nace o se cultiva, maestro?
FEDERICO.-Como todos, llega al mundo con el billete de regreso. No espera
su caducidad y adquiere otro en el mercado negro.
BRAULIO.-¿Los suicidas poseen ideas políticas?
FEDERICO.-No somos conservadores.
CLAUDIA.-Las feministas luchan para que el cadáver de la mujer disfrute de
los mismos derechos que los del hombre. ¿Lo han conseguido?
FEDERICO.-Ha sido su trascendental conquista.
BRAULIO.-¿Defina el suicidio colectivo?
FEDERICO.-La huelga general de la existencia para reivindicar una vida
mejor.
CLAUDIA.-Acusar a la vida de mala prensa...
FEDERICO.-Es un invento fallido. La conceden sin un año de garantía.
BRAULIO.-¿Proyecta la evasión de capitales al otro mundo?
FEDERICO.-¡Son bienes gananciales de mis herederas!
(RAQUEL, que saca un pañuelo, y MAR lloran emocionadas. Se enjugan las
lágrimas con él, que irán intercambiando.)
CLAUDIA.-Si precisasen ahora su consuelo...
FEDERICO.-Raquel, Mar: No lloréis por mí. Sólo tenemos un pañuelo.
¡Alborozaos! Desde mi despacho en la tumba, seré el cadáver más laborioso
del camposanto para que no os falte nada. ¡Me colocarán la Medalla del
Trabajo sobre mi esqueleto!
(RAQUEL y MAR, que guarda el pañuelo, se tornan felices.)
MAR.-¡Qué suerte tener un papá suicida!
BRAULIO.-¡Señoras!
CLAUDIA.-¡Señores!
BRAULIO.-¡Don Federico era un desesperado gris y desconocido y se ha
convertido en el más insigne de los inquilinos de la Tierra!
CLAUDIA.-¡Un suicida con un talonario de cheques en la mano! ¡El triunfador
que todos quisiéramos llevar dentro! ¡El modelo de esta época!
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡El sueño americano!!
(FEDERICO se levanta decidido.)
FEDERICO.-¡Que el tiro vuelva a sortearse!
(BRAULIO, CLAUDIA, RAQUEL y MAR se levantan rápidos y asombrados.)
RAQUEL y MAR.-¡¡Oh!!
BRAULIO y CLAUDIA.-¿¿Cómo??
(FEDERICO se despoja de la banda y la deja sobre la mesa.)
FEDERICO.-¡Soy alérgico al suicidio!
(Se dirige rápido a la derecha. BRAULIO se pone delante y se lo impide.)
MAR.-¡Desertor!
(FEDERICO se dirige rápido a la izquierda. CLAUDIA se pone delante y se lo
impide.)
RAQUEL.-¡Degenerado!
(FEDERICO retrocede asustado hasta la mesa.)
FEDERICO.-La vida... me... cierra... sus puertas.
(BRAULIO y CLAUDIA lo agarran.)
BRAULIO.-Su única salida...
(CLAUDIA le coloca la banda y lo agarra nuevamente.)
CLAUDIA.-¡Es ésta!
(RAQUEL y MAR se sientan aliviadas.)
MAR.-Me veía en la miseria.
FEDERICO.-He caído... en una ratonera.
BRAULIO.-¡Está atrapado en el concurso!
CLAUDIA.-¡Es un juguete de los medios de comunicación!
(FEDERICO se suelta.)
FEDERICO.-¡¡Soy un hombre libre!!
(Intenta caminar y no puede.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡Lo era!!
(FEDERICO se va sentando lento y sin fuerzas en su sillón.)
FEDERICO.-¿En qué... me... he transformado?
(BRAULIO y CLAUDIA se sientan en sus sillones.)
BRAULIO.-En un personaje de la televisión.
RAQUEL.-¡Voy a quedar viuda de un televisor!
CLAUDIA.-Un personaje que protagoniza este hermoso programa.
FEDERICO.-Seré el personaje que culminará su glorioso destino. He dejado
de ser yo... ¡y me siento feliz!
(BRAULIO va al lateral derecho, recoge tres copas vacías de champán y las
deja sobre la mesa al lado de cada micrófono.)
BRAULIO.-Esta para usted, don Federico. La tuya, Claudia. Y ésta... para mí.
(CLAUDIA se levanta.)
CLAUDIA.-¡Brindemos para que el suicidio sea impecable!
(RAQUEL y MAR simulan tener una copa en sus manos. FEDERICO se
levanta.)
FEDERICO.-¿Y... el champán?
BRAULIO.-¡La pregunta del millón de dólares!
CLAUDIA.-¡El champán se halla...!
(Se abre sola la puerta del frigorífico. BRAULIO y CLAUDIA lo señalan.)
BRAULIO y CLAUDIA.-¡¡En el frigorífico Congelátor!!
(CLAUDIA va al frigorífico, coge la botella, vuelve a su sitio mientras se cierra
sola la nevera, y se la entrega a BRAULIO, que la descorcha.)
BRAULIO.-¡Es de la cosecha de don Federico!
(Llena las tres copas. RAQUEL y MAR extienden sus copas imaginarias con el
mismo fin.)
FEDERICO.-No me agrada hacer excesos.
CLAUDIA.-¡Un día es un día!
(BRAULIO, que deja la botella sobre la mesa, CLAUDIA y FEDERICO cogen
sus copas. RAQUEL y MAR se levantan.)
FEDERICO.-Como vea dos pistolas...
(Ríen todos incluidas RAQUEL y MAR. Los cinco personajes se disponen a
brindar.)
BRAULIO.-¡Por el único héroe rentable!
MAR.-¡Por un padre hecho a la medida!
CLAUDIA.-¡Por su salud, distinguido suicida!
RAQUEL.-¡Por el marido que ansían todas las esposas!
FEDERICO.-Y sobre todo..., ¡¡por mi inmortalidad!!
(CLAUDIA a la izquierda, FEDERICO en medio y BRAULIO a la derecha van
al centro del primer término de este escenario. Beben de un trago y al
unísono, quedando inmóviles y como una fotografía fija con la copa en los
labios. RAQUEL y MAR, que han simulado beber con ellos, brincan felices por
el primer escenario.)
RAQUEL.-¡¡Dólares!! ¡¡Veo dólares que caen por el techo de la casa!!
(Simula cogerlos.)
MAR.-¡Mamá! ¡El champán se nos ha subido a la cabeza!
(Se paran y ríen. RAQUEL coge los impresos y los rompe.)
RAQUEL.-¡Nuestros órganos no se subastan en una lonja de moribundos!
(Coge los trozos y los bolígrafos.)
MAR.-Llegué a pensar que se fugaba de la pantalla.
(RAQUEL señala el televisor.)
RAQUEL.-¡Ha quedado perpetuado en ella!
(Mutis de RAQUEL y MAR por la derecha. FEDERICO, lentísimo y confuso, va
recobrando vida. Retira su copa de los labios. Mira a BRAULIO y CLAUDIA,
que continúan inmóviles. Contempla este escenario. Se observa y se torna
derrotado. SILENCIO LARGO.)
FEDERICO.-¿Estoy vivo o... moro en un mundo de sombras?
(PAUSA.)
Soy... el personaje de la televisión que tiene que suicidarse. ¡Y no quiere
hacerlo!
(Deja la copa sobre la mesa y golpea en el lateral derecho)
¡¡Abran la puerta!!
(Golpea en el lateral izquierdo.)
¡¡Déjenme salir!!
(Zarandea inútilmente a BRAULIO.)
¡¡Quíteme de este infierno!!
(Zarandea inútilmente a CLAUDIA.)
¡¡No deseo sucumbir en él!!
(Se sitúa entre BRAULIO y CLAUDIA.)
¡Oh! Ahí está mi casa. Si pudiera retornar a ella...
(PAUSA.)
¡¡Seré uno más de la familia!!
(Traspasa el televisor. PAUSA.)
He cruzado las calles con mi banda de condenado a muerte... ¡¡Y sigo
prisionero del concurso!!
(PAUSA.)
Si todo fuese un sueño...
(Aparece la pantalla opaca mientras se oscurece el plató y se ilumina
simultáneamente el primer escenario. Se torna ilusionado. PAUSA. Por la
derecha entran rápidas y dichosas RAQUEL, que dejó los trozos de los
impresos y los bolígrafos, y MAR. Al mismo tiempo que se abre sola la puerta
de la calle y por la izquierda entran rápidos y alegres BRAULIO y CLAUDIA,
que visten igual y portan dos grandes paquetes en cada una de sus manos,
haciendo arduos equilibrios. Queda la puerta abierta. FEDERICO se
entristece.)
RAQUEL.-¡El último romántico del suicidio!
BRAULIO.-¡Papá Noel entra en su casa!
FEDERICO.-La irrealidad... me vuelve real.
(BRAULIO y CLAUDIA dejan los paquetes en el suelo y en el centro del
escenario.)
MAR.-¡Hollywood se ha esmerado en tu invención!
CLAUDIA.-¡Preparemos los placenteros festejos, don Federico!
BRAULIO.-El primer día, mañana, comerá con el Consejo de administración
de Congelátor. Todos, por su facilidad de palabra, pronunciarán discursos en
play-back.
CLAUDIA.-A última hora, asistirá desde un palco a una función de gala de la
ópera Tosca. Cuando se cante "Adiós a la vida", se levantará y exclamará
fuertemente: ¡¡Congelátor!!
BRAULIO.-El segundo día, comida en el asilo. Se rifará un ataúd blanco,
modelo Congelátor, que entregará al anciano agraciado.
CLAUDIA.-De noche, verbena popular en la Plaza Mayor. Sus fans querrán
bailar con usted. A las que considere fogosas..., ¡les regalará un Congelátor!
BRAULIO.-Y el último día... Desayuno en el hospicio. Obsequiará con un
Congelátor a cada huerfanito para que nunca les falte el frío en sus casas.
CLAUDIA.-Comida en el hospital con los enfermos, que dejarán sus botellas
de suero en el Congelátor. En su hogar, estrechará las manos de sus
simpatizantes. Bis en el velatorio.
BRAULIO.-Entrevista con ustedes tres. Para mayor veracidad..., ¡traeremos
aquí el maletín con el millón de dólares!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran maliciosos. BRAULIO y CLAUDIA los
observan serios. PAUSA.)
CLAUDIA.-Más tarde..., ¡practicará el manejo de la pistola con balas de
fogueo!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se miran aterrorizados. BRAULIO y CLAUDIA
los observan serios. PAUSA.)
BRAULIO.-¡Es la hora del apoteosis! ¡Don Federico tiene una cita con la
gloria! ¡La multitud está congregada ante su casa para darle su último adiós!
¡¡Cohetes!! ¡¡Fuegos artificiales!! ¡¡Globos de colores!!
CLAUDIA.-¡Arde una falla sorpresa con el héroe encima de un Congelátor! ¡La
muchedumbre requiere su presencia! ¡Don Federico sale al balcón y agradece
el homenaje! ¡¡Aplausos!! ¡¡Aclamaciones!! ¡¡Suelta de palomas!!
BRAULIO.-¡Toca una banda de música! ¡El gentío se enardece! ¡El
sempiterno baja la escalera alfombrada con cipreses a los lados! ¡¡Saluda a la
concurrencia!! ¡¡Firma autógrafos!! ¡¡Desmayos!!
CLAUDIA.-¡Pasa revista a la banda! ¡Esta le rinde honores! ¡Llega un coche
fúnebre con chófer uniformado! ¡Se introduce en el negro vehículo! ¿Adónde
lo llevo, don Federico? ¡¡Al plató!!
RAQUEL y MAR.-¡¡Ea!!
FEDERICO.-Extenuante... Para quitarme la vida, tomaré un reconstituyente.
BRAULIO.-Todos los actos se televisarán en directo por ser pedagógicos.
CLAUDIA.-Doña Raquel y la señorita Mar acompañarán a don Federico,
menos al tiro, promocionando estos modelos.
(RAQUEL y MAR, haciendo grandes equilibrios, cogen felices unos cuantos
paquetes.)
RAQUEL.-¡Implantaremos el estilo suicida! MAR.-¡El último grito de la moda!
(FEDERICO, haciendo grandes equilibrios, coge resignado los paquetes
restantes.)
FEDERICO.-Por mí... Puedo suicidarme vestido de Papa.
(Mutis de FEDERICO, RAQUEL y MAR con los paquetes por la derecha.
BRAULIO y CLAUDIA se miran sonrientes. Ponen la silla sobre la mesa, que
llevan hacia la puerta de la calle.)
BRAULIO.-La silla está servida para comer.
(Mutis de BRAULIO y CLAUDIA con la mesa por la izquierda. La escena
permanece vacía un instante. Por la izquierda entran BRAULIO y CLAUDIA.
Dejaron la mesa. Cogen el aparador y lo llevan hacia la puerta de la calle.)
CLAUDIA.-No creo que noten el piso vacío.
(Mutis de BRAULIO y CLAUDIA con el aparador por la izquierda. Por la
derecha entran contentos FEDERICO, RAQUEL y MAR. Dejaron los
paquetes. Se sobresaltan.)
RAQUEL.-Los muebles también huyen de nuestro nido.
FEDERICO.-¡Y me he olvidado de asegurarlos!
(Van lentos hasta la puerta de la calle.)
MAR.-¡Muebles! ¡Mueblecitos míos!
(En la puerta de la calle, se ve el extremo de una gran alfombra lujosa
enrollada. Los personajes retroceden rápidos y despavoridos.)
FEDERICO, RAQUEL y MAR.-¡¡Un intruso!!
(Por la izquierda entran risueños BRAULIO y CLAUDIA. Dejaron el aparador y
portan la alfombra que extienden por todo el escenario.)
BRAULIO.-¡Alegría, señores! ¡Alegría!
CLAUDIA.-¡Engalanemos la casa para los grandes acontecimientos!
(FEDERICO, RAQUEL y MAR se tornan entusiasmados y alzan los brazos al
cielo. Se escucha muy débil "Rascayú".)
RAQUEL.-¡La opulencia se instala en este hogar!
FEDERICO.-¡Será una suntuosa mansión!
MAR.-¡¡Un palacio!! ¡¡Un palacio!! ¡¡Un palacio!!
(Rápidamente cae el

T E L Ó N

La Coruña, 2 de octubre de 1.997

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