lunes, 2 de julio de 2012

LAS FIRMEZAS DE ISABELA


Las firmezas de Isabela

Luis de Góngora y Argote

[Nota preliminar: Edición digital a partir del Manuscrito Chacón: Obras, vol III,
Biblioteca Nacional (España), Res. 46, pp. 1-120. Ed. facsímil: Málaga, Caja de
Ahorros de Ronda, 1991, 3 vols., Biblioteca de los Clásicos y cotejada con la edición
crítica de Laura Dolfi en Teatro completo (Madrid, Cátedra, 1993, pp. 59-232).
Recomendamos la consulta de esta edición, que cuenta con un documentado y
abundante aparato crítico, para la correcta apreciación del texto de Góngora. En el
mismo y con respecto a la fijación realizada por Laura Dolfi, hemos introducido
variantes que afectan a 41 versos. Todas ellas son de escasa importancia].

PERSONAJES
OCTAVIO, viejo mercader de Toledo.
ISABELA, hija de OCTAVIO.
LAURETA, criada de ISABELA.
FABIO, mercader de Toledo.
VIOLANTE, hermana de FABIO.
TADEO, criado de FABIO.
GALEAZO, viejo mercader de Sevilla.
LELIO, por otro nombre CAMILO, hijo de GALEAZO.
EMILIO, viejo mercader de Granada.
MARCELO, hijo de EMILIO.
DONATO, criado de EMILIO.
DOS CRIADOS.

Acto I

Entra MARCELO, solo.
MARCELO ¿De qué seno infernal, oh pensamiento,
o por dónde has venido,
si de tus alas torpes huye el viento?
De plumas no, de ingratitud vestido,
y dos veces vendado, 5
ciego dos veces para mí es Cupido.
Sin luz procede el más despabilado,
y al amor más despierto
sombras viste de sueño su cuidado.
Si tinieblas no pisa con pie incierto, 10
entre escollos y arenas,
con leño frágil solicita el puerto.
Descansa, publicando al fin sus penas;
yo solo, mudo amante,
los hierros callaré de mis cadenas. 15
¡Oh paredes, con quien el fuerte Atlante,
que ya sostuvo estrellas,
sus espaldas trocara de diamante!
Vosotras incluís dos luces bellas,
tales, que abrevia el cielo 20
sus faroles clarísimos en ellas.
Octava maravilla sois del suelo;
nido de un fénix raro,
que argenta el aire con su dulce vuelo.
¡Oh bella hermana de mi amigo caro! 25
¿Qué dices? Lo que digo.
¿Negóme el sol? ¿Turbóse el aire claro?
Bien podías temer ese castigo,
y otro mayor podías,
pues la fe adulteraste de un amigo. 30
Culpas tan graves, y más culpas mías,
infamen el lenguaje:
no privilegie amor alevosías.
Ofenda las orejas este ultraje,
pues hoy tan violada 35
llora su religión el hospedaje.
En esta casa, para ti sagrada,
¿deseó tu deseo
o de amistad o de lisonja nada?
En los palacios de un señor no creo 40
que sirven su persona
con mayor ceremonia o más aseo.
A diligencia alguna no perdona,
leyes haciendo el gusto,
tirano con imperio y sin corona. 45
No por tantas delicias lo robusto
trocó el griego mancebo,
que en vez de clava el huso torció injusto.
El tierno francolín, el faisán nuevo,
los generosos vinos, 50
en plata como y en cristales bebo.
No ya el flamenco los tapices finos,
el turco vio, ni el moro,
ricas telas, brocados peregrinos,
con más puntualidad, con más decoro, 55
vestir blancas paredes,
ilustrar lechos en columnas de oro;
que yo, subjeto vil de estas mercedes,
huésped traidor de Fabio,
de Busiris lo fuera, o de Diomedes, 60
si a tanta merced paga tanto agravio.
(Entra FABIO.)
FABIO Marcelo amigo, ¿qué es eso?
¿qué andas pagando perdido
hospedajes de escondido
con melancolías de preso? 65
¿Son ya memorias de Libia
las que te tienen de esa arte,
o en servirte y regalarte
hallas a Violante tibia?
Que me diera mil enojos 70
y no fuéramos hermanos,
si remitiera a las manos
el servirte con los ojos.
Cuando yo en tu casa malo
a lo último llegué, 75
milagros hizo tu fe
y finezas tu regalo;
y así mi vida se allana,
que la debo por mitad
a la fe de tu amistad 80
y al regalo de tu hermana.
Aliéntate, que confío,
cual yo con devoto ejemplo
di la mortaja a tu templo,
darás tu cadena al mío. 85
MARCELO Creía que en la gloria
no había, Fabio, penas;
y que en la libertad no había cadenas.
Glorioso ya y penado,
libre y aprisionado, 90
al desengaño acude la memoria:
no ya de Livia ausente
que, como Libia ardiente,
engendradora fuera
de toda cosa ponzoñosa y fiera. 95
Del artesón dorado,
que ilustra el edificio,
no perdona el gusano al artificio:
de púrpura y de nieve
flores al áspid breve 100
le arman pabellones en el prado:
yo en los gustos me aflijo
de ser huésped prolijo;
y esto me roe y muerde
en la gran sala y en el jardín verde. 105
FABIO Muy flaco, Marcelo, os siento
en confiar este día,
de la voluntad mía,
de mi agradecimiento.
Sed mi huésped años ciento, 110
que en los cien años que os pido
seréis siempre bien servido;
porque a mis hombros, Marcelo,
ni aun la máquina del cielo
les hará dar un gemido. 115
MARCELO ¡Oh Hércules toledano!
y aún más fuerte, pues no hay duda
que Hércules pidió ayuda
al que hoy es monte africano:
las estrellas cuenta en vano 120
quien tus grandezas alaba.
Sospecha tengo, pues, brava
de ser (con igual asombro)
cuando no esfera a tu hombro,
segundo Caco a tu clava. 125
FABIO ¿Qué vacas, di, por la cola,
en tu cueva has escondido?
MARCELO Las vacas que te he comido,
si no te hurto una sola;
la mejor vaca española, 130
que al Tajo y a su espesura
debe cristal y verdura:
porque en destierros tan largos,
vigilantes ojos de Argos
no tendrán vaca segura. 135
(Aparte.)
Loco estoy en cuanto digo:
un yerro añado a otro yerro.
FABIO Melancólico el destierro
os tiene, Marcelo amigo.
Ya que no podéis conmigo 140
pasear hoy a Toledo,
voyme, aunque con vos me quedo.
Tadeo, ven al instante,
y vos entraos con Violante.
(Entra TADEO.)
TADEO (Aparte.)
Entrará a quitalla el miedo. 145
MARCELO ¿Adónde vais?
FABIO A buscar
a Camilo.
MARCELO ¿Para qué?
FABIO Diréoslo, si la fe
me dais antes de callar.
(Hablan en secreto FABIO y MARCELO.)
TADEO (Aparte.)
Nunca yo entrara a servir, 150
porque no entrara a aprender
a escuchar para saber
y a saber para decir.
No ha menester, si es discreto,
para llamarme mi amo 155
más campanilla o reclamo
que hablar con otro en secreto;
pues partiré como un potro
a introducirme, importuno,
entre la boca del uno 160
y entre la oreja del otro.
Este correr tan sin freno
siguiendo mi desvarío,
no es para provecho mío,
sino para daño ajeno; 165
pues con propiedad no poca
imito a la comadreja,
que se empreña por la oreja
para parir por la boca.
Y de la arte que embaraza 170
doblón al que ha de gastalle,
que sale luego a trocalle
en menudos a la plaza,
tal yo, inclinado y sujeto
a lo que al cielo le plugo, 175
pregonero y aun verdugo,
hago cuartos un secreto.
Esta inclinación cruel
condición es natural
del criado más leal, 180
de la dueña más fïel.
Los más fïeles callaron
menos, instinto ruin,
fidelium omnium, al fin
famulorum famularum. 185
No penséis que hablo de vicio,
que será el día final
un criado de metal
la trompeta del juicio.
MARCELO ¿Tan resuelto estáis en ello? 190
FABIO Tanto, mas con condición,
que ni una imaginación
alcance Violante de ello:
que tendré a grande mohína
que ella lo venga a saber, 195
porque en el darme mujer
por otro rumbo camina.
Desea que se concluya
lo que anda tratando ella
con cierta noble doncella, 200
grandísima amiga suya;
y yo lo deseo, porque
es Policena muy noble,
y afirmar quiero a lo doble
en dos estribos el pie. 205
Y así os tomo la palabra
de que me tengáis secreto.
MARCELO Que le guardaré os prometo
en el pecho, aunque ella le abra.
FABIO Tadeo.
TADEO (Aparte.)
Temblando estoy. 210
FABIO Tu patriota Camilo,
¿qué hombre es?
TADEO ¿Qué hombre?
FABIO Dilo.
TADEO De los que se usan hoy.
Miento, que no se usa ya
la bondad que en él se ve. 215
FABIO ¿Es bien nacido?
TADEO No sé.
La comadre lo dirá.
FABIO Para las veras que trato
muy de burlas, Tadeo, estás.
TADEO Estos donaires y más 220
merece bien tu recato.
¿Tal soy yo que se me niega
la causa de tus preguntas,
y te andas haciendo puntas
como halcón de Noruega? 225
Dímela sin más fatigas,
que no cairás por mí en mengua.
(Aparte.)
Dios ponga tiento en tu lengua
para que no me la digas;
porque en menos granos vi 230
el azogue dividido,
que en novelas esparcido
lo que me dicen a mí.
Secreto que da en Tadeo,
en muy buena esquina ha dado: 235
pegadlo con pan mascado
y decid que es jubileo.
FABIO No hay más causa, por tu vida,
que desear saber yo
quién es este mozo.
MARCELO No 240
juega pelota perdida,
ni es Fabio hombre de cautelas.
TADEO Camilo, señor, Camilo...
FABIO ¿Qué dices? ¡Galante estilo!
¡Retórica de dos suelas! 245
TADEO (Aparte.)
¿No es esto cosa pesada
que no sepa yo otro modo,
si no es decillo todo
o no saber decir nada?
Ahora bien, Dios sea conmigo. 250
(Vuélvese a FABIO.)
Fabio, lo que te he callado
de aqueste mi amigo honrado,
que es honrado y es mi amigo,
es por guardarle el decoro
a su calidad y hacienda, 255
que él no quiere que se entienda
más que forzarle a ser moro.
Es hijo de un mercader,
que valen bien sus salvados
veinte o treinta mil ducados: 260
la artesa quisiera ser.
Ha venido a esta ciudad
a hacer cierta experiencia,
que yo llamo impertinencia
y él llama curiosidad. 265
Sirve a Octavio de cajero,
presuponiendo que Octavio
no tuviera por agravio
tener al mozo por nuero.
(Aparte.)
Harto he dicho y harto callo, 270
que para mí es cosa nueva;
quiero que Lelio me deba
lo que padezco en negallo.
FABIO ¿Tan rico Camilo es?
MARCELO (Aparte.)
Ay de mí, que si es tan rico, 275
las paces hoy certifico
del amor y el interés.
TADEO Más hay, que es único hijo
de su padre de años lleno.
FABIO ¿Que es hijo único? Bueno. 280
MARCELO (Aparte.)
Mil cosas de aquí colijo.
Si él iba a ofrecerle antes
su alma y su corazón,
después de esta información
le ofrecerá cien Violantes. 285
(Entra VIOLANTE.)
VIOLANTE (Aparte.)
Huésped troyano has sido,
si no eres para mí caballo griego,
oh mancebo escondido,
armas tus ojos y tu lengua fuego:
con mi daño no se oya 290
y callen con mi estrago
la sangre de Cartago,
las cenizas de Troya,
que la bebió la arena,
el viento las llevó, y dura mi pena. 295
FABIO ¡Oh Violante!
TADEO ¡Oh vihuela
de las más cuerdas que vi!
MARCELO ¿Vihuela la llamas?
TADEO Sí,
porque su armonía consuela;
violín no, que es gran mohína 300
que suene más un violín
con las cerdas de un rocín,
que de un Duque de Medina.
MARCELO Muy bien has dicho.
VIOLANTE Oh señores,
¿en qué se hablaba ahora? 305
TADEO No en armas, dulce señora,
sino en damas y en amores.
FABIO ¿En damas? Miente Tadeo.
MARCELO ¿En amores? Tadeo miente.
TADEO (Aparte.)
Alterada está la gente. 310
VIOLANTE Ambas a dos cosas creo.
FABIO Dulce hermana, yo me voy.
Marcelo, un punto en la boca.
MARCELO Fabio, si mi fe es tan poca,
en vano la fe te doy. 315
Lleva con ella la mano.
(Vuelven a hablar en secretoMARCELO y FABIO.)
VIOLANTE Tadeo, hijo, ¿qué es esto?
TADEO Yo te lo diré bien presto,
mas no lo sepa tu hermano.
(Aparte.)
No tiene alcalde más Bravo 320
en su casa y corte Amor
que el celo pesquisidor,
justiciero por el cabo.
Quiero encomendarme a él,
sea verdad o sea malicia, 325
que él hoy me hará justicia
de esta sospecha cruel.
Oh azulísima deidad
de los celos, si este día
hacer sabe anotomía 330
mi lengua de una verdad,
maliciosa o verdadera,
en el templo de tu fe
o una lengua colgaré,
o un cuchillo de cera. 335
VIOLANTE ¿Tan dados las manos, di,
que hablan en puridad?
TADEO La purísima verdad
es que se guardan de ti.
Quiere tu hermano a Marcelo 340
casar hoy, mas será en vano.
VIOLANTE ¿A Marcelo?
TADEO Sí.
VIOLANTE ¿Mi hermano?
TADEO (Aparte.)
¡Oh benditísimo celo!
¡Gran pesquisidor!
VIOLANTE ¿Con quién?
TADEO Con Isabela.
VIOLANTE ¡Oh mezquina! 345
¿Con cuál?
TADEO Con nuestra vecina.
VIOLANTE (Aparte.)
¿Tal traición? ¿Tan gran desdén?
TADEO (Aparte.)
Ved cual estaba la muela,
y cual aguijón le dio
luego al punto que mordió 350
en el dátil de Isabela.
VIOLANTE ¿Con Marcelo? Enhorabuena.
Creí primero que Fabio
quería hacer agravio
a mi amiga Policena. 355
TADEO (Aparte.)
Aunque más lo disimules,
venció el celo, cosa es clara,
y en el campo de tu cara
sus señas desplegó azules.
(Vuélvese a VIOLANTE.)
Más hay, que a pedir va ahora 360
que sea el casamentero
Camilo.
VIOLANTE ¿Quién?
TADEO El cajero
del padre de la señora.
FABIO Voyme, y hacerlo confío
MARCELO Vete, y procura hacello. 365
VIOLANTE (Aparte.)
¡Que le solicita a ello!
MARCELO (Aparte.)
¡Que ayude yo al daño mío!
VIOLANTE (Aparte.)
A Camilo va a hablar.
MARCELO (Aparte.)
¡Ay, que va a hablar a Camilo!
TADEO (Aparte.)
No suele al Egipto el Nilo 370
más sabandijas dejar
que yo les dejo cuidados,
y pesadumbres les dejo.
MARCELO (Aparte.)
¡Que dé yo en mi mal consejo!
VIOLANTE (Aparte.)
¡Que engañen hombres honrados! 375
FABIO Ver quiero primero a Dios.
Llámame a Camilo.
TADEO Voy.
FABIO En la santa iglesia estoy
esperándoos a los dos.
Vuélvete acá, que no es hora. 380
VIOLANTE ¿Por qué os detenéis, señor?
MARCELO (Aparte.)
Esto aun tengo por peor,
que le llama la señora.
FABIO Entraos los dos a jugar.
MARCELO (Aparte.)
No tengo más que perder. 385
VIOLANTE (Aparte.)
Yo he ganado en conocer.
TADEO Barato me habéis de dar.
(Vanse VIOLANTE y MARCELO.)
¡Oh gran bontà di cavaglieri erranti!
FABIO Verso es del Ariosto.
¿Y qué sientes tú de él, jarro de mosto? 390
TADEO Pensar que era de Guido Cavalcanti,
que este autor tiene versos muy pacientes.
FABIO Sagitario cruel de nuestras gentes,
perdonen tus saetas
a extranjeros dulcísimos poetas. 395
TADEO Condición es famular,
que algo debe de tener
de intención canicular:
rabiar por sólo morder,
morder por hacer rabiar. 400
FABIO Del concepto y del estilo
perdí totalmente el hilo
y recobrarle no quiero
si no me llamas primero
tu patriota Camilo. 405
TADEO ¿Que no me entendiste?
FABIO No.
TADEO Pues Camilo ha rato ya
que de su casa salió.
FABIO ¿Cómo lo sabes tú acá?
TADEO A mí me lo he dicho yo. 410
Todo fïel redomado
y católico crïado,
de astrólogo ha de tener
lo que baste para ser
respondón y mal mandado. 415
Mandáisle y él, hoja a hoja,
sus efemérides pasa:
Saturno y su pierna coja
le dicen que no está en casa
al que llamar se os antoja. 420
Replicáis que vaya, va,
mas donde gusto le da;
que una persona discreta
más crédito al peor planeta
que al mejor amo dará. 425
FABIO ¡Buena está la astrología!
TADEO Esto a los pajes enseña
la docta poltronería;
pero al escudero y dueña,
gente de mayor cuantía, 430
ocupando con su ciencia
cátedras de pestilencia,
la malicia una lección
lee a su mala intención
y otra a su mala conciencia. 435
Las cuentas tiene en la mano
con que vuestras faltas nota
el escuderazo cano,
juez ya de la pelota
que os dejó pobre y malsano. 440
Guardaos de él y de una Urganda,
que con blancas tocas anda;
porque de sus tocas sé
que, en armar contra la fe,
son todas velas de Holanda. 445
Si Tadeo ahora fuera
escudero de tu casa,
¡qué murmurara y dijera,
y de lo que adentro pasa
qué publicara acá fuera! 450
Mas como es paje de espada,
del huésped no dice nada
y del hospedador menos.
FABIO (Aparte.)
Desatado ha sus venenos
en copa harto bien dorada. 455
(Vuélvese a TADEO.)
Dos años ha que partí
de este antiguo cerro noble,
de este monte de edificios
cuyos árboles son torres;
a quien invidioso el Tajo 460
grillos ya de oro le pone,
porque grillos de cristal
fueran flacos para un monte.
Partíme para la feria,
que se celebraba adonde 465
los dos ríos, los dos reyes
de la Andalucía, corren
a besar el pie a una palma,
porque ella siempre corone
las siempre gloriosas sienes 470
del que es palma de los condes.
Despaché cuanto era mío
y empleé mi caudal pobre
en la riqueza mayor
que Palma tenía entonces: 475
en aqueste caudaloso
granadino gentilhombre,
que no sólo hoy en mi casa,
pero en mi alma se esconde.
Disolviéronse los tratos, 480
y Marcelo y yo, conformes,
con ánimo igual fundimos
caudales y corazones.
Partimos juntos a ver
aquella fénix del orbe, 485
que debajo de sus alas
tantos hoy leños recoge:
gran Babilonia de España,
mapa de todas naciones,
donde el flamenco a su Gante 490
y el inglés halla a su Londres;
escala del Nuevo Mundo,
cuyos ricos escalones,
enladrillados de plata,
son navíos de alto borde. 495
Con sus grandezas Sevilla
diez días nos tuvo o doce,
y dejámosla al fin de ellos
pagada en admiraciones.
Salimos para Granada 500
cuando el mancebo bicorne,
de pámpanos coronado,
néctar pisaba a los dioses.
De los granates más finos
engastados los mejores 505
hallamos en las aldeas,
entre bárbaros capotes.
Alfombras tejía el otoño
de las hojas de los robres,
que pisase la hermosura, 510
ciudadana de los bosques:
la hermosura de Granada,
cuyo pie da al campo flores,
cristal su mano al Genil,
y al cielo sus ojos soles. 515
Celebraban las vendimias
con más gala y más primores
que sufren las alquerías
y que se halla en la Corte.
De un pueblo vagando en otro, 520
ya damas, ya labradores
con sus bailes revocaban
a las imaginaciones
las gracias, que acompañando
la madre de los amores 525
coros tejía en las selvas
con los sátiros disformes.
Llegamos a la ciudad,
silla ya de reyes, donde
la beldad vistió almalafas 530
y la valentía albornoces;
de cuya corona vi
los rayos, que hoy se conoce
mostrar aún en sus ruinas
sus antiguos esplendores. 535
Las fuerzas vi de la Alhambra,
invencibles a los golpes
del tiempo, si bien los años
basiliscos son de bronce.
Bien hospedado y alegre, 540
no perdonaba estaciones
de admiración y de gusto,
ya en caballos y ya en coches,
cuando el cielo desnudó
contra mi pecho un estoque: 545
un dolor a este costado,
vaina ya de otros dolores.
Peligroso estuve, y tanto,
que al seteno los doctores
mi alma y mi testamento 550
mandaron poner en orden.
Más perlas le debo a Cintia
que el Sur a sus caracoles
y que los blancos jazmines
a los primeros albores; 555
Cintia, mi enfermera bella,
dulce hermana de este joven,
cuyas manos a la muerte
los privilegios le rompen.
Emilio, su padre, ocupa 560
de sus más devotos monjes
los templos con sacrificios,
las celdas con oraciones.
Remitió al onceno el mal
las cuerdas de su garrote, 565
porque el cielo permitió
que la apelación me otorgue
aquel alcalde de hueso,
que no hay año que no cobre
el tercio de todos santos 570
y de todos pecadores;
cuyas insignias reales
son una vara de Corte,
tan de corte que es guadaña,
sin topar a quien perdone. 575
Convalecí en pocos días
y aun granjeé fuerzas dobles,
porque registró mi mesa
cuanto vuela y cuanto corre:
si de paces las Canarias 580
tributaban sus pipotes,
de guerra tocaban cajas
las islas de los Azores.
Deseando, pues, volverme
al Tajo, mi patrio norte, 585
pedí licencia y partí,
de salud rico y de dones.
No muchos meses después,
este mozo enamoróse
de un serafín, cuyas plumas 590
visten de Amor los virotes.
Conquistóle sus criadas
y al fin, en breves razones,
de la concha fue de Venus
tan forzado galeote, 595
que de un postigo y su honor,
que tiene puertas menores,
la llave maestra fue
una firma de su nombre.
Gozóla, y no muchos días, 600
porque estas ciegas pasiones,
como artículos tomistas,
se resuelven en cuestiones.
Cierto competidor suyo
quiso embestille una noche, 605
mas él, como un jabalí,
dejó tendido al Adonis.
Vínose para Toledo
con estas dos ocasiones,
que bendigo como causa 610
de mi dicha y sus favores;
porque las adversidades
son, Tadeo, los crisoles
que examinan la amistad
y califican los hombres. 615
Murió el rival otro día,
y su madre y dos leones,
hermanos suyos, aspiran
amenazas y rigores.
Mas lo que no acaba Emilio 620
con lágrimas y con voces,
maullando lo acabarán
los gatos de sus doblones;
que las puertas del perdón
graves parecen y torpes, 625
mas, untándoles los quicios,
plumas son, y muy veloces.
Livia, que ya de liviana
tiene la mitad del nombre,
la cédula trocar quiere 630
a mil escudos de dote;
que el hombre rico, Tadeo,
desde el tribunal de un cofre,
despachando sus reales,
despacha sus provisiones. 635
Por sanear tus malicias
te he contado lo que oyes,
si lo que digo a Tadeo
no lo escucha Escariote.
TADEO Un caballo valenzuela, 640
Fabio, tu retórica es,
que, al arrimarle la espuela,
plumas se calzan sus pies
y en el campo llano vuela.
Corrido en extremo has, 645
y lo que pondero más
de tu carrera y de mí
es que me llevas tras ti,
dejándote el viento atrás.
FABIO Gracias doy a Dios, que muevas 650
de tus malicias el pie.
TADEO Cosas fueran esas nuevas;
yo no digo sino que
de los cabellos me llevas.
FABIO La razón suele eso hacer. 655
TADEO (Aparte.)
A mi bronce no hay buril,
porque si ángel puede ser
espíritu ministril,
lo es sólo en aprehender.
FABIO Pues te dejo reducido, 660
a la santa iglesia luego
me lleva a Camilo.
TADEO ¿Asido?
FABIO De tu amistad y mi ruego,
que otra fuerza no te pido.
(Vase FABIO.)
TADEO ¡Qué contento el señor va 665
con que me redujo ya!
Así lo quedara yo
con la contera que echó
a lo que contado me ha.
Motejóme de traidor 670
con llamarme Escariote;
a su huésped haga el mote,
que le conviene mejor,
pues besa y vende. Confieso
que aunque la venta es tan mala, 675
arrendara la alcabala,
si la alcabala es el beso.
Él un sol, ella una luna,
yo astrólogo: plega a Dios
la conjunción de los dos 680
no cause creciente alguna.
Mas ¿qué se le dará a Fabio,
si el hospedaje después
el casamentero es
y le da en dote el agravio? 685
Por eso veis que desdeña
mi aviso. ¡Muera el ruin,
nacido en lugar, al fin,
que todo a sufrir enseña.
¡Oh patria mía dichosa, 690
tan descargada y tan llana,
que si no es el aduana
no sufre carga otra cosa!
No ya este cerro hojaldrado,
que tanta paciencia presta, 695
casa sobre casa puesta,
tejado sobre tejado.
No viva yo muchos días
adonde son orinales
mis tejas de tus canales, 700
tus canales de las mías.
Tierra (si puedo decillo)
que al sufrimiento honra tanto,
que sin darle templo al santo,
le dan al nombre castillo. 705
Súfrala quien nació en ella
para callar y sufrir,
que yo me voy a reñir
a quien me hizo conocella:
a Lelio, aquel indiscreto, 710
que ya se llama Camilo.
¿Tal dices, Tadeo? Dilo,
que se corrompe un secreto.
Si cuatriduano es,
Satanás le sufrirá, 715
que a un secreto la O en A
se le convierte después.
Escuchad, pues. ¿A quién digo?
Conmigo quiero hablar,
que si juré de callar, 720
no fue de callar conmigo.
No pisó un tiempo las Gradas,
ni ahora pisa la Lonja,
mercader de más caudal,
ciudadano de más honra, 725
que Galeazo en Sevilla,
padre de Lelio, que ahora
con máscara de Camilo
su propio nombre arreboza.
Muchos años ha que tiene 730
correspondencias muy hondas
con Octavio, aquí en Toledo,
persona bien caudalosa;
invidiado en el lugar,
no por sus riquezas solas, 735
sino por la de sus dichas,
si lo son hijas hermosas.
Tiene la hija más bella
que se conoce en Europa,
Isabela, cuyo nombre 740
es beldad del Tajo y gloria.
Deseando, pues, los viejos,
como prudentes personas,
el trato hacerle deudo
y vincular sus memorias, 745
por cartas se convinieron,
porque entre esta gente toda
no sólo efecto las firmas,
mas las palabras son obras.
Lelio, pues, el desposado, 750
que entre rayos y entre olas,
si no se quema las plumas,
a fe que no se las moja,
viendo que es el matrimonio
la más estrecha mazmorra 755
que tiene Argel y que llaman
a las mujeres esposas,
pidió licencia a su padre,
y su padre se la otorga,
para ver antes de España 760
las ciudades más remotas.
Salimos juntos los dos
a sombra de esta Tizona,
que es del libro de la muerte
la más bien escrita hoja. 765
Vino derecho a Toledo,
donde apeado, se informa
de las riquezas del viejo,
de las partes de la moza;
y cuando más pensé ver 770
los muros de Zaragoza,
veo a Lelio hecho Camilo
sirviendo en su casa propia,
cajero del suegro hecho
y espía de la señora, 775
tan legal como debía,
tan noble como le importa;
donde a pocos días entrado,
Isabela se enamora,
no se de cuál diga más, 780
de su talle o sus lisonjas.
Basta saber que le quiere
y él los favores perdona,
que es la fruta intempestiva
del cuerno y no de la copia. 785
Allí está con más clausura
que un cartujo y que una monja,
gozando lo que se niega,
negándose lo que goza.
Quiere purgarse en salud 790
y experimentar las drogas;
yo, como servidor suyo,
reniego de tales cosas.
La prueba de la triaca
se haga donde hay ponzoña, 795
que donde malicia falta
cualquier experiencia sobra.
Para hacer anotomía
quitan a uno de la horca,
que en un cuerpo vivo fuera 800
tiranía muy curiosa.
No quiero quintas esencias
del amor, ni de la honra,
que lambicando finezas
se rompen muchas redomas. 805
A mí, pues, me acomodó
por amigo y patriota
con el Corzo de Toledo,
porque a Fabio así le nombran
por las riquezas que tiene 810
en trato, en muebles y en joyas,
con que pretende sacar
el huevo que Lelio empolla.
Ésta es, pues, señor Tadeo,
la mal digerida historia, 815
que el estómago no sufre
y que se os viene a la boca.
Ningún testigo he tenido,
gracias a Dios puedo dar.
A Lelio quiero llamar, 820
pero a mal tiempo he venido,
que en el zaguán a su amo
le está mostrando un papel.
Mal haré en llegarme a él,
peor haré si le llamo. 825
Tras de esta esquina le aguardo.
(Entran OCTAVIO y CAMILO.)
OCTAVIO Basta, Camilo, que viene.
CAMILO Galeazo, señor, tiene
un sujeto muy gallardo.
OCTAVIO Treinta y dos años ha, y más, 830
que nos tratamos por cartas
y, habiendo ocasiones hartas,
nunca nos vimos jamás.
Con bien fácil ocasión
ahora quiere venir. 835
No sé qué pueda decir.
CAMILO (Aparte.)
Amor, mis desdichas son.
TADEO No sé qué oigo que me altera.
OCTAVIO Muy bien venga Galeazo.
TADEO Vive Dios, que diera un brazo 840
porque mi amo viniera.
CAMILO Señor, la causa adivino
de esta su venida, y es
que mis renglones los pies
le han puesto hoy en el camino. 845
Hízote saber la ausencia
de su hijo. Respondí,
acusándole por ti
haberle dado licencia;
y en tu nombre ponderé, 850
si no la instancia contina,
la siempre fuerza vecina
de este Fabio y de su fe.
OCTAVIO Todo lo firmé después
que leí tu buen estilo. 855
CAMILO Si la pluma es de Camilo,
la mano de Octavio es.
Yo juraré, como quien
los sevillanos penetra,
que fue espuela cada letra 860
de su alma.
OCTAVIO Dices bien.
Camilo, pues que conoces
a Lelio, ¿qué dices de él?
CAMILO Que, aunque varia, es muy fiel
la fama, y lo dice a voces: 865
en costumbres y en edad
quien ve a Camilo, ve a Lelio.
TADEO Diciendo está el evangelio
en cuanto dice verdad.
CAMILO Lo malo que tiene es sólo 870
parecerse tanto a mí.
OCTAVIO ¿Qué tan símil tuyo es?
CAMILO Sí,
otro no tiene este polo.
Y digo con todo eso,
que quien destierra a su hija, 875
por tormento que le aflija,
no se queje del suceso.
O ya vecinos ducados
para ti no son dineros,
o ducados extranjeros 880
están mejor acuñados,
o aquellos aparta el cielo,
que convecinó de casas.
TADEO ¿Amor, por aquello pasas,
que abogue contra ti el celo? 885
CAMILO Bien puedo serte prolijo,
pero yo tan mal abrazo
el venirse Galeazo,
como el ausentarse el hijo.
OCTAVIO Quédese esto entre los dos, 890
que buscar misa querría,
porque en Dios comience el día,
para que se acabe en Dios.
(Vase OCTAVIO.)
CAMILO ¡Oh del sol de la prudencia
peinados rayos lucientes, 895
hilos que tenéis pendientes
los sellos de la experiencia!
¡Blancas hojas de la historia,
que más desengaños trata,
do gastó tinta de plata 900
la pluma de la memoria!
¡Oh canas de Octavio viejo,
sabio como venerable,
cuyo aspecto, aunque no hable,
nos está dando consejo! 905
¡Qué bien respondiste al mío
con callar! ¿Qué haré ahora?
(Llégase TADEO a CAMILO.)
TADEO Bailar con tu matadora.
CAMILO ¿Llegó ya tu desvarío?
Cúbrete, Tadeo.
TADEO No puedo. 910
CAMILO ¿Quieres que otra vez lo mande?
TADEO Cúbrome, pues me haces Grande
en las Cortes de Toledo.
CAMILO Mi padre a vernos camina.
TADEO No me digas lo que he oído, 915
que ha muy gran rato que he sido
una piedra de esa esquina.
Quien saliere al zaguán, calle,
si ya sus luces no aplica,
como candil de botica, 920
a la tienda y a la calle.
CAMILO Si lo oíste, mi cautela
te obligará a hacer tres cruces,
pues hizo el candil tres luces:
a Octavio, a ti y a Isabela, 925
que, tras del zaguán, atenta,
oyendo estaba el consejo
que contra mí daba al viejo,
y poniéndole a mi cuenta.
TADEO ¿Cómo estás con ella, di? 930
CAMILO Apurando su afición.
TADEO ¿De la Purificación
te has hecho cofrade?
CAMILO Sí.
TADEO ¿Qué quiés?
CAMILO Experimentar
su fortaleza.
TADEO ¿Ha de ser 935
puente?
CAMILO No, sino mujer
por donde yo he de pasar.
Mujer concertada ya
para casarse, y también
pretendida antes de quien 940
tan junto a su casa esta,
de este tan pretendida,
que te entré en su casa de él
como criado fïel
y centinela perdida, 945
si en no mucho más de un mes
se rindió tanto a un cajero,
¿es negocio tan ligero
que muy pesado no es?
Tentarlo quiero mejor 950
y mirarlo con sosiego,
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO No estoy bien con esas cosas,
ni en hacer, que es necedad, 955
en mi propia enfermedad
experiencias peligrosas.
Déjate de impertinencias,
que en la más buena salud
son varas de su ataúd 960
peligrosas experiencias.
Médico de novedades
ni aun la muerte le consiente.
Ama al uso de la gente:
deja singularidades. 965
CAMILO Mientras el crisol, Tadeo,
no sobra en la platería,
no sobrará mi porfía
en la tienda del deseo.
Afínese con verdad, 970
si es por dicha esta afición
afecto de corazón
o efecto de liviandad.
Alcohole mi rigor
los ojos del niño ciego; 975
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO Plata que no tiene duda
mal hace quien la acrisola,
y peor quien se alcohola 980
con una navaja aguda.
¿Mírate Isabela?
CAMILO Bien.
TADEO ¿Mírasla tú?
CAMILO Con respeto.
TADEO ¿Qué te pide ella?
CAMILO Secreto.
TADEO ¿Y tú qué le das?
CAMILO Desdén. 985
TADEO ¿Qué temes?
CAMILO Facilidades.
TADEO ¿Amas?
CAMILO Ternísimamente.
TADEO Ama al uso de la gente:
deja singularidades.
CAMILO Quien no sabe, como extraño, 990
más del camino real,
o tarde llegará o mal
al pueblo del desengaño.
Yo sigo trocha mejor,
y la seguirás tú luego; 995
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO Dejar el real camino
por las trochas, es doctrina
que, por ser tan peregrina, 1000
no la sigue peregrino.
La mula de los abades
pasa el río por la puente.
Ama al uso de la gente:
deja singularidades. 1005
CAMILO Déjese de dar consejo
el que ayer le apuntó el bozo,
que el que sirve siempre es mozo
y el que es loco nunca es viejo.
TADEO Dejaréte muy aprisa, 1010
pues tan remozado me has,
mas ¿dónde voy?
CAMILO ¿Dónde vas?
TADEO A llevarte, Lelio, a misa;
que en la santa iglesia Fabio
te aguarda más ha de una hora. 1015
CAMILO El saber de Fabio ahora
me lo quitaste del labio:
que, porque a los dos importa,
a buscarle yo salía,
para hacer teatro el día 1020
de una fábula no corta.
La traza que dando estoy
me valdrá un gran desengaño.
TADEO ¿Lelio, has de venir hogaño?
CAMILO Vete, que tras de ti voy. 1025
(Vase TADEO.)
Donde armados de nieve los Trïones
al sol le hurtan la Noruega fría,
tan breves son los términos del día,
cuan ligeros de alas los halcones.
Dales el Norte en todas sus regiones 1030
alas de viento y garras de harpía
para cebarse. ¡Oh diligencia mía,
poco vuelas y a mucho te dispones!
Hambre de honor alados pasos mueve,
y por cebarse en dulces desengaños 1035
peligro corre, aunque valor enseña.
Experiencias intentan hoy mis años,
que si el Po a otros fue sepulcro breve,
a ellos será el Tajo urna pequeña.
(Vase.)
Acto II
Entran ISABELA y LAURETA.
ISABELA Dichosa pastorcilla,
que del Tajo en la orilla,
por ella más que por su arena rico,
viste, sincera y pura,
blancura de blancura, 5
nieve el pecho y armiños el pellico,
y al viento suelta el oro encordonado
cuando vestirse quiere de brocado.
A sombras de un aliso,
que al ruiseñor ya quiso 10
servir de jaula de sus dulces quejas,
después que han argentado
de plata el verde prado,
reduce a sus rediles sus ovejas,
do las ordeña, compitiendo en vano 15
la blanca leche con la blanca mano.
Sus pies la primavera
calzados, la ribera
de perlas siembra, el monte de esmeraldas.
Síguenla los pastores 20
coronados de flores,
porque a sus pies les deben sus guirnaldas;
y, siervos coronados, pagan ellos
sus libres pasos a sus ojos bellos.
Pastorcilla dichosa, 25
si ya la hizo esposa
dulce propia elección, no fuerza ajena;
al de plumas lozano
avestruz africano,
que vuela rey en su desnuda arena, 30
menosprecia la tórtola, y en suma,
más arrullos escoge y menos pluma.
Yo, pobre de ventura,
de caduca hermosura
rica, si bien nacida y bien dotada, 35
plumaje diferente
de pretendido ausente,
o pretensor vecino, tendré en nada,
si a los arrullos de Camilo un robre
tálamo ofrece alegre y lecho pobre. 40
LAURETA Tu dulcísimo clamor
tanto en un cajero pierde,
que ni posa en rama verde,
ni en árbol que tenga flor.
ISABELA Quien ama, aunque no convenga, 45
tanto pierde en lo que ama,
que ni posa en verde rama,
ni en árbol que flores tenga.
LAURETA Si un criado ha de costar
tanto, tan necio cuidado 50
es amar a hombre criado,
como a hombre por criar.
ISABELA Laureta, quiero que entiendas
que de aquella misma suerte
que estima prendas la muerte, 55
el amor estima prendas.
Y puedes muy bien decir
que su guadaña y sus flechas,
si de madera son hechas,
son de varas de medir, 60
porque los dos de una guisa
ese respeto han guardado
a las canas del brocado
que a los vellos de la frisa.
LAURETA No te niego que es galán 65
y gentilhombre Camilo.
ISABELA Dilo muchas veces, dilo.
LAURETA Las piedras te lo dirán,
y él te lo dirá mejor
con sus desvíos ahora. 70
ISABELA ¿Qué, viene acá?
LAURETA Sí, señora.
ISABELA Favorézcame el amor.
(Entra CAMILO.)
CAMILO Carta, señora, ha llegado
de Sevilla, y tan sin pies
que hoy llega y su fecha es 75
del ordinario pasado.
Dice en ella vuestro suegro.
ISABELA ¿Luego vuestro padre escribe?
CAMILO (Aparte.)
Dulcemente me recibe.
ISABELA De que sepáis de él me alegro. 80
CAMILO Galeazo dice en ella.
ISABELA ¿Galeazo suegro mío?
Eso no.
CAMILO Iréme.
LAURETA (Aparte.)
¡Oh desvío!
ISABELA (Aparte.)
¡Oh amor!
CAMILO (Aparte.)
¡Oh honra!
LAURETA (Aparte.)
¡Oh estrella!
CAMILO Tú no me dejas decir. 85
ISABELA Yo digo que tú me dejas.
CAMILO Tú me matas con tus quejas.
ISABELA Yo me quejo por morir.
CAMILO ¿Qué quieres de mí?
ISABELA Que quieras.
CAMILO ¿A quién?
ISABELA Mi fe te lo diga. 90
CAMILO ¿A mi señora?
ISABELA A tu amiga.
CAMILO Eso es burlas.
ISABELA Esto es veras.
CAMILO Eres hija de mi dueño.
ISABELA Eres dueño de su hija.
CAMILO ¡Oh blanca luna prolija! 95
ISABELA ¡Oh Endimión zahareño!
¡Bien mío!
CAMILO Tus labios sella.
ISABELA ¡Llora el alma!
CAMILO Llore un río.
ISABELA Clamaré.
CAMILO Clama.
LAURETA (Aparte.)
¡Oh desvío!
ISABELA (Aparte.)
¡Oh amor!
CAMILO (Aparte.)
¡Oh honra!
LAURETA (Aparte.)
¡Oh estrella! 100
ISABELA ¿Soy medusa que convierte
los hombres en piedra?
CAMILO No,
mas la honra convirtió
mi fe en un pedernal fuerte.
ISABELA ¿Pedernal? Eso te niego, 105
que centellas asegura
un cuerpo de piedra dura
que tiene la alma de fuego.
CAMILO De cera soy.
ISABELA ¿Tú de cera?
¡Regaladle, manos mías! 110
CAMILO Eso no.
ISABELA ¿Que te desvías?
CAMILO Es mi voluntad sincera.
Cera que del sol en breve
huye, no es cera muy mala,
y más la que se regala 115
entre unos dedos de nieve.
LAURETA ¿Es posible que te escucho
palabras de cera?
CAMILO Sí.
ISABELA ¿Soy yo la que las oí?
CAMILO (Aparte.)
Con dos enemigos lucho. 120
ISABELA ¿Mi señor?
CAMILO ¡Mi esposa bella!
(Aparte.)
Mal dije. ¡Gran desvarío!
ISABELA Amigo.
CAMILO Voyme.
LAURETA (Aparte.)
¡Oh desvío!
ISABELA (Aparte.)
¡Oh amor!
CAMILO (Aparte.)
¡Oh honra!
(Entra TADEO.)
TADEO ¡Oh estrella,
que al sol le haces cosquillas 125
porque crinita te llaman
cuantos astrólogos maman
la leche de las Cabrillas!
Y digo cuantos mamamos,
porque yo astrólogo soy. 130
CAMILO ¿Qué has pronosticado hoy?
TADEO Que es muerte servir dos amos;
porque esto de ser de a dos
no es sino para reales.
ISABELA Y para doblones tales 135
como lo habéis sido vos.
TADEO ¿Yo doblón?
ISABELA Y de dos caras.
TADEO Si tengo cara detrás,
un ojo tendrá no más.
LAURETA ¡Así de los dos cegaras! 140
TADEO ¡Oh Laureta! ¿tanto mal
al Apolo, que algún día
verse abrazado querría
a ese tronco de cristal?
¿O verse al menos aquí 145
ceñido de tu laurel?
LAURETA ¿Tan lindo Petrarca es él,
para ceñirse de mí?
TADEO Cuando acaso me aproveche
de tus ramos, oh Laureta, 150
no sea como poeta,
ni sea como escabeche.
¿Yo poeta? ¿Yo sutil
de puro vano y tras eso,
de cristiano en carne y hueso, 155
hecho espíritu gentil?
¿Yo siempre comiendo uña,
no de vaca sino mía,
desuñándome a porfía
para ser mayor garduña, 160
para hurtar muy contento
(¿quién vio ladronicio igual?)
cuando no a un vivo un real,
a un difunto un pensamiento?
¿Yo poeta de tu fe? 165
LAURETA ¿Yo laurel de tu poesía?
TADEO Aun respeto no sería.
LAURETA Aun saúco no seré.
TADEO ¿Tan desesperado estoy?
LAURETA ¿Y yo tan menospreciada? 170
TADEO Yo, al fin, soy paje de espada.
LAURETA Yo, sin fin, doncella soy.
TADEO ¿Doncellas perpetuas son
las que, sin filosofía,
con cenizas y agua fría 175
nos declaran a Platón?
LAURETA ¿Lacayo es pajizo aquel
que la edad le cincha hoja,
medio arrope y medio aloja,
que ni es vinagre, ni es miel? 180
ISABELA Amigos, no os digáis más,
que harto habemos reído.
CAMILO Tadeo, ¿a qué eres venido?
TADEO A lo que ahora sabrás.
(En secreto.)
Fabio te llama, en efeto, 185
y te quería enviar
para más abreviar
catorce pies de un soneto.
Movístele su veleta,
versificó poco a poco, 190
tu esperanza le hizo loco
y su locura poeta.
Quiso enviar a su dama
este soneto denantes:
ved qué brinco de diamantes 195
le pide los de la cama.
La pared tiene de motes
llena, y éste es el postrero:
«Aun en el infierno espero».
Yo le puse: «cien azotes». 200
CAMILO ¡Ojalá más le pusieras!
TADEO El lapis, que se acabó
en la S, le quitó
cuatro años de galeras.
CAMILO ¿Y queda con él su hermana? 205
TADEO No, sino Marcelo, y triste.
ISABELA Ya, ya, caer me hiciste
do tropecé esta mañana.
¿Tanto consejo a mi padre
y tanto desdén a mí? 210
Mátenme, Laureta, si
hay cosa que más le cuadre.
CAMILO (En secreto.)
Porque la leña se emprenda,
sopla más.
TADEO Dime, ¿estás loco?
CAMILO Si el celo no sopla un poco, 215
no hayas miedo que se encienda.
ISABELA ¿Qué es el secreto, hidalgo,
doblón de a dos y aun de a diez?
TADEO Acuñadme de una vez,
y sabremos lo que valgo. 220
ISABELA Descubriendo tierra voy,
Camilo ingrato.
CAMILO Señora,
poca es la que ves ahora
para la que verás hoy.
ISABELA ¡Ah crüel!
TADEO Señora mía, 225
mal pago das a Camilo
por gastar su buen estilo
en lo que verás hoy día.
CAMILO Octavio, mi señor, llama;
aguárdame, Tadeo.
(Vase CAMILO.)
LAURETA Miente, 230
que durmiendo dulcemente
de la silla ha hecho cama.
TADEO (En secreto.)
Yo sé (Laureta nos guarde
las espaldas de Camilo)...
ISABELA ¿Qué sabes, hermano? Dilo. 235
TADEO Que le ofrecerá esta tarde
muchos ducados de dote
con su misma hermana Fabio,
porque hoy a tu padre Octavio
le tuerza tanto el garrote 240
que con él te halle casada
cuando llegue Galeazo.
ISABELA ¿Qué dice él?
TADEO Cierto embarazo
le hace no decir nada.
Vino concertado ya 245
de Sevilla.
ISABELA ¿Qué, Tadeo?
¿Concertado?
TADEO Sí, y aun creo
que se ha de casar acá.
(Vuelve CAMILO.)
CAMILO ¿Es hora, hijo?
TADEO Ya es hora.
ISABELA ¿Que en Sevilla concertado 250
de casar estás?
CAMILO ¿Di, honrado,
no callarás? Sí, señora;
mi padre me concertó
con la hija de un su amigo.
TADEO Yo soy de ello buen testigo 255
y hoy la novia he visto yo
en su natural retrato,
que de puro natural
es el mismo original.
CAMILO (Aparte con TADEO.)
Habla, tonto, con recato. 260
ISABELA ¿Qué dices?
TADEO Que ahora viene
de rompelle.
ISABELA ¿Rompe copias
quien en las entrañas propias
los originales tiene?
Y dime, ¿tu esposa es dama? 265
CAMILO Mucho.
ISABELA ¿Su nombre cuál es?
CAMILO El tuyo, vuelto al revés.
ISABELA ¿Cómo?
CAMILO Belisa se llama.
Y tan parecida a ti
que te vengo a ver por ella. 270
ISABELA No la quiés bien, pues a ella
la estás desdeñando en mí.
CAMILO Antes adoro en tu imagen
sus memorias.
ISABELA Imagino
que burlas a lo divino. 275
CAMILO Tus celos mi fe no ultrajen.
ISABELA Pues quien ama, ¿cómo huye
lo amado?
CAMILO Por irlo a ver.
ISABELA ¿Pues dónde está tu mujer?
TADEO (Aparte.)
Aquí es donde le concluye. 280
CAMILO Señora, está en un lugar
tan áspero como aquéste.
ISABELA ¿Vístela?
CAMILO Sí.
ISABELA ¿Tenía peste,
que la volviste a dejar?
CAMILO Facilidades tenía 285
que para mí peste son,
impulsos de un corazón
con más alas que debía.
ISABELA Luego ¿no te casarás?
CAMILO Sí, haré en estando seguro. 290
ISABELA ¿Qué experiencias? ¿qué conjuro
haces?
CAMILO Presto lo sabrás.
ISABELA Tú pues, Camilo, más presto
sabrás quién es Isabela.
Quédate en paz.
(Vase ISABELA.)
TADEO Ella vuela. 295
Tú, Camilo, quieres esto.
LAURETA (Aparte.)
Maldita la que no emplea
su corazón en su igual.
TADEO (Aparte.)
Si la honra obliga a tal,
maldita la honra sea. 300
(Vuelve ISABELA.)
ISABELA Con Lelio estoy concertada;
mas la que, fiero enemigo,
se desconcertó contigo,
o contigo o con tu espada,
cual otra reina fenisa 305
quedará infeliz amante:
o pretendas a Violante,
o te cases con Belisa,
yo sombra seré y horror
de tus bodas.
(Vanse ISABELA y LAURETA.)
TADEO ¿Es posible 310
que un afecto tan terrible
tenga por padre al amor?
¿Las palomas de sus huevos
dan cuervos de obscuras plumas?
¿Los cisnes a las espumas 315
dieron basiliscos nuevos?
¿Y la palma levantada,
tan cortés como tardía,
da piedras en Berbería
o la támara encerrada? 320
Cada cosa agredecida
responde a su natural;
sólo tú respondes mal
a la razón prometida.
CAMILO No al Tajo fue tan violento 325
ese ingenio cremonés
(que cazos le dio por pies
para buscar su elemento
y para que, tributario,
pague al alcázar real 330
sus reales de cristal
en bolsas de mármol pario),
como el honor, yo lo sé,
violenta mi voluntad,
apurando esta verdad 335
y decidiendo esta fe.
Adoro a Isabela, y son
mi desvío y sus enojos
puñales que por los ojos
envaino en mi corazón. 340
Mas este maldito honor
inquïeta mi sosiego,
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO ¿Qué vuelves, impertinente, 345
a la experiencia y examen?
Nunca los honrados amen,
si han de amar tan neciamente.
Yo apostaré alguna cosa,
si beatas tiene Amor, 350
que eres la hermana mayor,
y la más escrupulosa.
Si el repulgo austeridades
no te pone por la frente,
ama al uso de la gente: 355
deja singularidades.
(Vanse. Entran MARCELO y FABIO.)
FABIO Extremado es el soneto.
MARCELO Y mirad cuán extremado,
pues aquí le he trasladado.
FABIO Tenedle, amigo, secreto; 360
porque desde esta mañana
anda peor que una turca
Violante.
MARCELO Los aires surca,
por entendernos, tu hermana.
FABIO Mirad que no nos entienda. 365
MARCELO ¿Entender dices, o qué?
FABIO De tu fe tengo tu fe,
que es bien católica prenda.
MARCELO Desde esta mañana estoy
de tu escrúpulo corrido. 370
Marcelo cual siempre he sido,
tal quiero ser y tal soy.
Juro a la cruz de esa espada...
FABIO No jures.
MARCELO Quiero jurar,
pues que te veo dudar. 375
FABIO De tu fe no dudo nada;
de mi dicha mucho dudo.
MARCELO Pues para que dudes poco
la mano en esa cruz toco
de ser en tus cosas mudo. 380
FABIO Basta, Marcelo. Yo quiero,
porque se haga esta tarde
(Camilo, si viene, aguarde),
buscar quién sea el mensajero.
(Vase FABIO.)
MARCELO ¿Qué experiencia quiere hacer 385
Fabio de mi amistad llana,
pues me fió ayer su hermana
y hoy me entrega su mujer?
No lo sé. Si por el hilo
el ovillo he de sacar, 390
hay más mal: que le ha de dar
su bella hermana a Camilo.
Yo voy siendo el instrumento
de esa música, y aun hoy
no sólo el órgano soy, 395
sino el follador y el viento.
¡Oh santa amistad, qué puedes!
A tus aras doy mi vida,
y de una cerviz rendida
la coyunda a tus paredes. 400
¡Oh fe, qué haces jurar!
¡Oh amor, qué fuerzas a hacer!
Yo juré de enmudecer
y moriré por callar.
Diviérteme algo, soneto, 405
de esta desesperación.
Floridos los versos son
y el pensamiento discreto.
(Lee entre sí y dice:)
Gallardo por aquí vuela,
dulce por aquí y galante; 410
mas con joyas de Violante
componer quiere a Isabela.
(Estáse mirando el soneto y entra VIOLANTE.)
VIOLANTE (Aparte.)
Desdichada Violante,
a la flor de tu nombre parecida;
celosa como amante, 415
tan de azul, tan de púrpura teñida,
que es amante y celosa,
un lilio breve, una pequeña rosa.
(Llévase a MARCELO.)
¡Oh, qué empapado que estás,
Marcelo, en ese papel! 420
¿Cuando fueras borrón de él
pudieras estarlo más?
(MARCELO, turbado, entra en la faltriquera el papel.)
MARCELO Es, oh Violante, un borrón
de un traslado; de un... ¿qué digo?
VIOLANTE De un delito no hay testigo 425
tal como una turbación.
De papeles delincuentes
sagrado es la faltriquera;
salga, Marcelo, acá fuera.
MARCELO ¡Oh Fabio!
(Busca VIOLANTE el papel en la faltriquera.)
VIOLANTE No llames gentes. 430
Yo le buscaré despacio,
y aun le sacaré.
MARCELO ¡Señora!
VIOLANTE Pon tú el entredicho ahora,
que mi amor pondrá el cessacio.
(Saca el papel.)
¡Oh, qué arrugado que sale 435
el soneto! ¿Cuyos son
estos versos? ¡Oh ladrón!
La iglesia ya no te vale.
¿Versicos de Garcilaso
en tus uñas? ¿Fuerza poca 440
tienen tormentos de toca?
MARCELO Triste de mí, que los paso.
VIOLANTE Aunque es delgada la mía,
tanto a un cuarteto apretó
que de plano confesó 445
esta grande alevosía.
(Lee VIOLANTE el soneto.)
«¡Oh para mí, Isabela, más hermosa
que el prado por abril de flores lleno!
Guárdame los jazmines de tu seno
para mañana, que has de ser mi esposa». 450
Soneto, por no haber fuego,
no eres cenizas ligeras.
Fallo que hecho cuartos mueras,
y que se ejecute luego.
(Hácele pedazos.)
Ingrato, ¿cuyo es aquel 455
soneto? ¿No me respondes?
¿Con el silencio me escondes
lo que descubrió el papel?
¿Tu esposa será Isabela
mañana? Ved cual se halla 460
la malicia, pues que calla
y enmudece la cautela.
¿Eres sultán Bayaceto,
que a Livia quiés en Granada,
a Violante en tu posada 465
y a Isabela en tu soneto?
Si mañana has de casarte,
¿para qué me decías hoy:
«Amiga, esperando estoy
la libertad que he de darte»? 470
¿Es ésta por dicha?
MARCELO ¡Oh Fabio!
VIOLANTE ¿Quiés a Fabio por testigo,
al que ha hospedado a un amigo
que le ha hecho tanto agravio?
¿Al necio, que a un fementido 475
le ofrece mujer mañana,
que dio galán a su hermana
y le desvió marido?
¿A éste llamas? ¿Para qué?
MARCELO Para que por lo que he hecho 480
la espada me entre en el pecho
hasta la cruz que juré.
(Dice adentro un CRIADO.)
CRIADO Albricias, Marcelo, albricias.
MARCELO Muy bueno estoy para dallas.
VIOLANTE Enemigo, mucho callas. 485
MARCELO Amiga, mucho malicias.
CRIADO Con cartas un mensajero
llega de tu libertad.
MARCELO Lo primero sea verdad,
que lo segundo no quiero. 490
(Vase MARCELO.)
VIOLANTE Hay una flor que con el alba nace,
caduca al sol y con la sombra pierde.
La verde rama, que es su cuna verde,
la tumba es ya, donde marchita yace.
¡Oh cómo satisface 495
no más su breve vida,
que el mortal celo de que está teñida,
a mi esperanza, que infeliz la nombro,
pues no fue maravilla y es asombro!
(Vuelve MARCELO.)
MARCELO Cartas de mi padre son 500
tan antiguas como él,
que las fió de un poltrón
pesado, pero fïel,
que es del peso la razón.
De uno de sus criados, 505
tan libre de mis cuidados,
que, según la fecha es,
o allá se dejó los pies,
o plomos traía calzados.
Trece días hace hoy 510
que salió este pies de lana,
y, según leyendo estoy,
mi padre está aquí mañana,
o yo Marcelo no soy.
Escríbeme que saldría 515
luego otro siguiente día
y que, por darme contento,
fiaba del mismo viento
el papel que le pedía.
Y el mismo viento es Donato, 520
tal que ahora no le injurio,
porque dirá de aquí a un rato
que tus talares, Mercurio,
no llegan a su zapato.
El papel, dulce señora, 525
que a tus pies ofrezco ahora,
porque le pisen tus pies,
la carta de horro es
de aquella esclavitud mora.
VIOLANTE Alza el papel indiscreto. 530
A mis pies no quiero nada
tuyo, libre, ni sujeto.
Déjame aquí atropellada
de los pies de tu soneto.
Álzale de ese lugar; 535
si a manos han de llegar
de Isabela esos renglones,
será fe de moniciones
para que os podáis casar.
MARCELO Para ti sola pedía 540
la firma que ahora enseña
el papel que se me envía,
de tu imperio mayor seña
que de la libertad mía.
VIOLANTE Fementido no una vez, 545
sino muchas más de diez;
poco Violante se alivia
que tu firma deje a Livia,
si tu fe se ha entrado en Fez.
MARCELO ¿En qué Fez o en qué Marruecos 550
se ha entrado mi fe?
VIOLANTE ¿Eso dudas,
cuando de tus embelecos
no hay calle con piedras mudas,
ni alto cigarral sin ecos?
MARCELO Dale a tus pies tus enojos 555
para pisar los despojos
que de Livia redimí;
mi firma en ellos, y en mí
pisa, Violante, los ojos.
VIOLANTE ¿Pisallos yo? El cielo santo 560
tronque el pie cuando tal quiera.
Álzalos.
MARCELO Yo los levanto,
porque no entre alguno.
(Va a levantar el papel y písale VIOLANTE.)
VIOLANTE Espera,
que no lo digo por tanto.
Ay Livia, que aun al papel 565
áspid le has hecho cruel,
pues al pisalle sospecho
que el veneno de mi pecho
se le debo todo a él.
Romperéle, porque no 570
más pesadumbre me dé.
(Va a levantarle VIOLANTE písale MARCELO.)
MARCELO Pisalle quiero antes yo,
para borrar con el pie
lo que la mano firmó.
VIOLANTE ¿Búrlasme?
MARCELO El descomedido 575
pie de caminante ha sido
que tu mano juzgar debe
por copo de blanca nieve
en Guadarrama caído.
Tu fuego abrase divino, 580
pues excusallo no puedo,
pie que estuvo tan vecino
del cristal, que cada dedo
corona de un rubí fino.
VIOLANTE ¿Qué rubí, traidor, corona 585
la mano que no perdona,
antes la pone en aprieto
o ya el pie de tu soneto,
o ya el pie de tu persona?
(Álzale MARCELO.)
MARCELO Despedaza este papel 590
y el pecho donde un arpón
dorado, pero cruel,
me dejó sin corazón
y tu nombre en lugar de él.
(Tómale VIOLANTE.)
VIOLANTE Ya con acuerdo mejor 595
le perdona mi rigor,
que él y yo, si amor porfía,
alevosos algún día
seremos para un traidor.
No es ya cédula ésta, no, 600
sino, decillo bien puedo,
poder que Livia me dio
para no creer en Toledo
al que en Granada mintió.
Cadáver es, aunque feo, 605
este papel, que al deseo
le dice: «Mira por ti,
que cual tú te ves, me vi,
y te verás cual me veo».
Él me defiende, Marcelo, 610
de aquel soneto liviano,
que bien podrán ser consuelo
desengaños en la mano
de palabras en el suelo.
Buenos consejos me ha dado, 615
aun con haberle agraviado
la suela de mi chapín,
que un papel letras al fin
tiene, ya que no es letrado.
(Entra TADEO.)
TADEO ¿Fabio, mi señor, dó está? 620
MARCELO Ya viene. ¿Camilo dónde
queda?
TADEO En el zaguán responde
y creo que sube acá.
VIOLANTE (Aparte.)
Ved si preguntó por él.
MARCELO (Aparte.)
Esto es hecho, y yo acabado. 625
¡Oh Marcelo desdichado!
¡Cielo injusto! ¡Amor cruel!
(Entra CAMILO.)
Seas, Camilo, bien venido.
CAMILO Tú bien estado, Marcelo.
MARCELO Muchas gracias doy al cielo 630
por haberte conocido.
CAMILO Yo a Dios se las doy mayores
por besar tus manos hoy.
VIOLANTE (Aparte.)
Yo al desengaño las doy
oyendo a estos dos señores. 635
¡Qué de lisonjas que gastan!
Centellas para mí son,
uno piedra, otro eslabón.
TADEO Y por letra: «Pocas bastan».
CAMILO ¡Oh tú, cuyo nombre ahora 640
y siempre es hermosa flor,
fragantísimo esplendor
del cabello de la aurora!
Dale tus manos a un hombre,
que a buscar viene, y no en vano, 645
blancos lilios en tu mano
y violetas en tu nombre.
VIOLANTE (Aparte.)
Marcelo, pues la ocasión
a las manos se me vino,
de mi mano determino 650
pagarme de tu traición.
(Vuélvese a CAMILO.)
Camilo, aunque me debías
esos floridos favores,
no gastes el tiempo en flores
buscando las manos mías, 655
que aquí las tengo y con ellas
la voluntad que me ofreces.
CAMILO Vuelvo, oh Violante, mil veces
a besar tus manos bellas.
MARCELO (Aparte.)
La voluntad le ha ofrecido. 660
(Entra LAURETA.)
LAURETA Entrado me he de rendón
hasta el postrero rincón
y a muy buen tiempo he venido.
TADEO (Aparte.)
Laureta viene.
VIOLANTE ¡Oh Laureta!
CAMILO (Aparte.)
¿Qué querrá Laureta ahora? 665
LAURETA ¡Oh bellísima señora!
VIOLANTE ¡Oh amiga mía discreta!
TADEO (Aparte.)
Entiendo, y no entiendo mal,
que tras de su costal vino,
que es cuerda quien va al molino 670
a ver moler su costal.
CAMILO (Aparte.)
Isabela la envió,
que no se viniera ella,
pues crea que he de molella,
aunque me enharine yo. 675
LAURETA Mi señora por aquellos
cabellos me envía aprisa,
que ayer le mandaste en misa.
TADEO (Aparte.)
La ocasión por los cabellos.
VIOLANTE Yo te los daré al momento. 680
MARCELO (Aparte.)
Y yo celos, mi señora,
más que cuidados ahora
me ha dado tu ofrecimiento.
VIOLANTE Si es para suplir los suyos,
no valen un caracol. 685
MARCELO ¿Fáltanle rayos al sol,
que viene a pedir los tuyos?
LAURETA Para unos rodetes son.
VIOLANTE Peinaduras tengo mil.
CAMILO Hurtó el peine de marfil, 690
mas pagó como ladrón.
VIOLANTE ¿Cómo, Camilo?
CAMILO Muriendo
a tus manos su blancura.
LAURETA (Aparte.)
¡Gran lisonja!
TADEO (Aparte.)
Mucho apura
Lelio al amor. No lo entiendo. 695
LAURETA Camilo, ¿acá te he hallado?
CAMILO ¿Mis pasos quiés tú sabellos?
No vengo por los cabellos
como tú, sino de grado:
porque aquí los ojos ven 700
hermosura angelical.
LAURETA (Aparte.)
Mirad si la quiere mal.
MARCELO (Aparte.)
Mirad si no digo bien.
TADEO (En secreto.)
¿Camilo, no ves aquella
que escucha?
CAMILO Quien la envió 705
con más oídos quedó
que llevará lengua ella.
Menos dirá que ella le oya.
TADEO Condición tienes bien recia.
La honra destruyó a Grecia 710
y la confianza a Troya.
MARCELO Laureta, ¿para el rodete
serviríase Isabela
de unas cintas de hojuela,
que un granadino promete? 715
LAURETA De un granadino rubíes
se prometen por acá,
que cintillas la Alcaná
blancas tiene y carmesíes.
MARCELO Y allá cualquier granadino 720
blanco tiene el grano, amiga;
esta sortija lo diga
con este diamante fino,
que de firmeza también
dará bastante señal. 725
VIOLANTE (Aparte.)
Mirad si la quiere mal.
TADEO (Aparte.)
Mirad si no digo bien.
LAURETA En tu sortija hermosa
se queden, y en su diamante,
las señas que das de amante 730
y yo di de cudiciosa:
porque no la he de llevar,
ni la querrá mi señora.
MARCELO En su nombre desde ahora
mi dedo la ha de guardar. 735
(Aparte.)
Gran falso, amor, hecho has.
Bueno está. Baste por hoy.
VIOLANTE (Aparte.)
Celos, por restarme estoy
con lo que he visto no más.
TADEO (Aparte.)
Con las martas de un erizo 740
se lisonjean los tres,
si con las garras no es
de cualque gato invernizo.
Esta rabia, aquella espía,
uno es mazo, otro es artero. 745
«Todo lo miraba Nero,
y él de nada se dolía».
LAURETA ¿Camilo, quiéreste ir?
CAMILO No, amiga, que aún no he llegado.
VIOLANTE A ti no te he despachado 750
y a él tengo que decir.
MARCELO (Aparte.)
Si le dirá del soneto,
¿Fabio que dirá de mí?
LAURETA (Aparte.)
Háblele en público aquí,
mas no le hable en secreto. 755
VIOLANTE Más pesadumbre he de darte,
Marcelo, que tú me diste.
(Vuélvese a CAMILO.)
Camilo, ven acá.
MARCELO (Aparte.)
Ay triste,
que le quiere hablar aparte.
CAMILO ¿Qué mandas?
MARCELO (Aparte.)
¿Hay tal desdén? 760
VIOLANTE Cúbrete.
CAMILO No haré tal.
MARCELO (Aparte.)
Mirad si le quiere mal.
LAURETA (Aparte.)
Mirad si no digo bien.
VIOLANTE O cúbrete, o callaré.
CAMILO Habla, que ya me cubrí. 765
VIOLANTE (Aparte.)
¿Para qué le aparté aquí,
si no tengo para qué?
(Vuélvese a CAMILO.)
Unas pastillas, amigo,
tengo aquí para Isabela,
que guardo de esa mozuela 770
y quiero enviar contigo.
Para ellas un papel
me busca.
CAMILO Aquí hallo dos.
MARCELO (Aparte.)
Del soneto hablan, por Dios,
pues se ha bajado por él. 775
VIOLANTE Cualquiera es sucio y pequeño.
CAMILO Más lo ha sido aquel, Violante,
que tal te ha puesto delante.
TADEO (Aparte.)
No hiciera más un leño.
CAMILO Por blanco, a tu mano bella 780
aquéste mejor compete.
LAURETA (Aparte.)
Basta, que le dio un billete.
MARCELO (Aparte.)
Basta, que le tomó ella.
VIOLANTE ¿Son motes éstos?
CAMILO No sé. 785
VIOLANTE ¿Pues, qué son?
CAMILO Serán, en suma,
rasgos probando una pluma,
letras probando una fe.
VIOLANTE Para lo que me aprovecha 790
muy a propósito ha sido.
LAURETA (Aparte.)
Después de haberle leído
en la manga se le echa.
CAMILO Las pastillas se me den.
VIOLANTE Olor tienen celestial. 795
MARCELO (Aparte.)
Mirad si le quiere mal.
LAURETA (Aparte.)
Mirad si no digo bien.
(Llama FABIO de adentro.)
FABIO Hola, Tadeo, ¿dó estás?
TADEO Parece que oigo a mi amo.
FABIO Hola, Tadeo, ¿a quién llamo? 800
TADEO Sube arriba y lo sabrás.
Las olas te habrán echado
como a Leandro.
FABIO Por cierto
que pensaba que eras muerto.
TADEO No fuera mal oleado. 805
(Entra FABIO.)
FABIO ¡Oh buen Camilo!
CAMILO ¡Oh señor!
FABIO De buscar vengo cansado
a uno que fue mi criado.
MARCELO ¿Pareció?
FABIO No aun por olor.
TADEO Pusiérase él mis zapatos, 810
que tú dieras con él luego.
FABIO ¿Qué tienen?
TADEO Cosa de juego,
algalia de algunos gatos,
que no son gatos de algalia.
Llamásteme; salí aprisa, 815
pisé blando. ¿Quién tal Pisa
no se la dejó en Italia?
FABIO Sal allá.
VIOLANTE Tadeo, sal.
TADEO Sin duda que estoy dañado,
pues tanta sal me han echado, 820
y a fe que no han hecho mal.
MARCELO Un muy gentil caminante,
Fabio, os tengo, y tan ligero
que tardará un año entero.
FABIO (En secreto.)
Mirad que está aquí Violante. 825
VIOLANTE Laureta, vente conmigo
y llevarás los cabellos.
CAMILO (En secreto.)
Mira que lleves con ellos
cuanto pienso y cuanto digo.
LAURETA ¡Ah ingrato Camilo!
(Vanse VIOLANTE y LAURETA.)
MARCELO Apenas 830
saliste de la posada,
cuando tuve de Granada
cartas de mi padre.
FABIO ¿Buenas?
MARCELO Tales que podrás leellas
por privilegio rodado 835
o por bulas, que el criado
que las trajo es plomo de ellas.
FABIO ¿Tanto con ellas tardó?
MARCELO Trece días se detuvo.
TADEO ¿En qué galápago anduvo 840
o en qué jarro se cayó?
FABIO Llámale, que la jornada
que le encomendaré ahora
en menos de un cuarto de hora
podrá tenerla acabada. 845
MARCELO Si durmiendo no está ya,
llama, Tadeo, a Donato.
FABIO Mejor es que ocupe un rato
a mi hermana, que entra ya.
Vámonos a otro aposento. 850
(Vanse FABIO, MARCELO y CAMILO y entra VIOLANTE.)
TADEO (Aparte.)
Piensa Camilo que nada
en un mar de agua rosada,
y es de azar este elemento.
VIOLANTE ¿Quién ha nadado?
TADEO Un perdido.
VIOLANTE ¿Quién es?
TADEO Yo lo diré presto. 855
Un mal Leandro, que a Sesto
deja sin haber Abido.
Deja una Hero fïel
más que mereció su pecho
y métese en un estrecho, 860
que no sé si saldrá de él.
VIOLANTE (Aparte.)
Marcelo es éste.
(Vuélvese a TADEO.)
¿Es Marcelo
ese Leandro?
TADEO (Aparte.)
¡Qué poca
prudencia tiene una loca!
Diré que es él.
(Vuélvese a VIOLANTE.)
Yo me duelo 865
de tu fe y corazón sano,
señora mía, y reniego
de éste, o sea andaluz griego,
o granadino troyano,
que ahora por Isabela 870
te deja, pues te gozaba.
VIOLANTE ¿Gozar? No tiene en su aljaba
arpón el niño que vuela
tan dulce, tan penetrante,
tan dorado, tan mortal, 875
que a tal me obligue; y si a tal
ha de obligar a Violante,
o en ceniza convertida,
o en mármol antes se vea,
tal que su persona sea 880
el sepulcro de su vida.
TADEO (Aparte.)
No es eso lo que cheriva
hoy mi deseo saber.
VIOLANTE La bien nacida mujer
de honrada peca y de altiva; 885
y orillas del mar espera
sus ruinas, sin cuidar
si no diere nombre al mar,
que el suyo en las ondas muera.
Déjame, Tadeo, y deja 890
mis pensamientos conmigo.
TADEO Señora, por lo que digo
no me busques daño o queja.
VIOLANTE Ni yo te buscaré daño,
ni queja habrá a quien la dé. 895
TADEO Suplico a vuesa mercé
que no muera el hombre hogaño.
(Vase TADEO.)
VIOLANTE Juróme, y no sin lágrimas, Marcelo,
que sobre la corona de este muro
al Tajo le vería antes seguro 900
dorar estrellas, salpicando el cielo,
que me dejase una hora; y ya recelo
en la alta cumbre ver su cristal puro,
porque es el artificio de un perjuro
ingenioso más que el de Juanelo. 905
Un río dijo él, pero dos ríos
verá desde hoy Toledo si repara,
que sí reparará, en los ojos míos.
Si ya espada no es su amistad cara
que tal revés me ha dado, sus desvíos 910
con dos tajos me dejan por la cara.
(Vase. Salen ISABELA y LAURETA.)
LAURETA Ése es el mismo papel
que a Violante darle vi,
y no hay que saber de mí
pues lo está diciendo él. 915
ISABELA Si ya fuera prenda amada
guardárala, si no es loca.
LAURETA Yerta la mano a la boca,
o divertida, o turbada;
¿no errará, señora mía, 920
con la manga de la ropa
y, entre las cosas que topa,
con el papel que te envía?
ISABELA Pondéralo bien, que yo
con este papel me encierro; 925
que ella no envió por yerro
y que él por yerro escribió.
LAURETA ¡Gran confianza!
ISABELA A leello
quiero irme a mi retrete.
LAURETA Leamos aquí el billete. 930
ISABELA Billete ha de ser sin sello.
(Lee ISABELA.)
«En la libertad esclavo
-dice- y libre en la cadena».
A fe que la letra es buena.
LAURETA Los rasgos, señora, alabo, 935
que ramales deben ser
de la cadena del triste.
ISABELA (Aparte.)
Ciego Dios, si a alguna diste
tus ojos para leer,
hoy me los presta, y tu llama 940
a mi entendimiento luz.
LAURETA (Aparte.)
Haciéndole está el buz
a Cupidillo mi ama.
Ella tiene buen aliño.
El suceso dirá luego 945
qué ojos le ha dado un ciego
y qué entendimiento un niño.
ISABELA Oye. Motes son, sin duda,
éstos, Laureta, que leo.
(Vuelve a leer.)
«Pretendo lo que poseo 950
y hablo con lengua muda».
No sé, amiga, que me inspira
la alta amorosa deidad.
(Vuelve a leer.)
«Si tu firmeza es verdad,
la del diamante es mentira». 955
¿Óyesme, Laureta?
LAURETA Sí.
ISABELA Confirmado me ha el diamante
que no habla con Violante
y que esto ha dicho por mí.
LAURETA ¿Por ti? Si él en tal se mete, 960
me den ducientos azotes.
ISABELA Dénmelos a mí, si motes
son primicias de un billete.
Pensamientos desatados
en la adarga del galán, 965
y del paje en el zaguán,
nos publican los cuidados;
no en los billetes, que en ellos
claridades y dulzuras,
no enigmas se leen obscuras 970
en versos, aunque sean bellos.
LAURETA ¿Qué enigma jamás se vio
a esta tuya semejante,
que el papel diese a Violante
quien para ti le escribió? 975
ISABELA Digo que sí, no porfíes.
LAURETA ¿Sí dices? ¿Estás en ti?
ISABELA Sí digo, y diré otro sí,
y este aposento de síes.
(Entran OCTAVIO, CAMILO y DONATO.)
OCTAVIO Mal podré, a lo que imagino, 980
esta noche, hija amada,
negalle nuestra posada
a un devoto peregrino,
que el término a su camino
ha puesto y a mi cuidado, 985
de veneras coronado,
no del apóstol gallego,
sino las que verá luego
vuestro templo venerado.
Quiero decillo, y no oso, 990
decillo con más extremos,
que en breves horas tendremos
yo huésped y vos esposo.
Lelio, mi yerno dichoso,
desde Illescas me apercibe, 995
y cual mariposa escribe
que alas solicita bellas,
para llegar a perdellas
a los ojos donde vive.
CAMILO Su venida sea gloriosa 1000
tanto como yo me alegro,
al palacio de tal suegro
y al cielo de tal esposa.
Logradle, Isabela hermosa,
con cuanta felicidad 1005
merece vuestra beldad,
que vencerá vuestra gloria
los lejos de la memoria,
los términos de la edad.
LAURETA Venga muy en hora buena 1010
el venturoso galán,
para quien guardado se han
dos rosas y una azucena.
Digo una salvilla llena
de claveles y jazmines; 1015
digo uno y cien jardines,
donde, hecho abeja, Amor
no sólo no toca a flor,
mas ni aun vuela sus confines.
OCTAVIO ¿Qué me dices, hija mía? 1020
Que esa mesura, en verdad,
que pasa de honestidad
y llega a melancolía.
Yo la vergüenza querría,
mas no, Isabela, el empacho, 1025
que es un melindre gabacho.
DONATO Yo soy Donato Guillén,
un mensajero de bien,
que he traído ese despacho.
Si es gabacho el que camina 1030
desde Illescas a Toledo,
como quien pasa en un credo
de una casa a otra vecina,
gabacho soy, pero honrado.
OCTAVIO Amigo Donato, di: 1035
¿tal imaginas de mí?
Dame un abrazo apretado.
A mi hija reprehendía
el empacho que mostraba
y, si de ti me acordaba, 1040
Dios olvide el alma mía.
Abrázame más, amigo,
en señal de lo que te amo
y dime algo de tu amo.
DONATO Bésoos las manos y digo 1045
que, aunque ha venido a la sorda,
mi amo oyó los mosquitos,
que hubo esta noche infinitos
en el Mesón de la Gorda.
OCTAVIO ¿Pues, oye mi yerno mal? 1050
DONATO Sí, cuando murmuran de él.
OCTAVIO Disparate es, y cruel,
hablar más con hombre tal.
CAMILO ¿Es galán Lelio?
DONATO ¿Galán?
De tan gallarda persona, 1055
cual no le vio Melïona
blandir lanza contra Orán.
OCTAVIO Calla, antes que este bufón
la arme contra el evangelio.
DONATO A recibir vuelvo a Lelio 1060
a la puerta del Cabrón.
CAMILO Del Cambrón la puerta es,
que esotra dará cuidado
a cualquiera desposado
que en ella ponga los pies. 1065
OCTAVIO Entre con felicidad
por la puerta de Bisagra,
que el matrimonio es bisagra
de una y otra voluntad.
DONATO Vuélvome.
OCTAVIO Vayas con Dios. 1070
(Vase DONATO.)
Hijo, pues ves lo que pasa,
aderézame la casa;
llama a los vecinos dos
que reciban a mi yerno:
digo a Fabio y a su hermana. 1075
CAMILO (Aparte.)
Ella invidiosa y galana
vendrá, tanto cuanto él tierno.
OCTAVIO Yo me voy a encomendar
a Dios en el templo santo.
Tú, hija mía, entretanto 1080
te puedes aderezar.
Según tu silencio es,
en gran cuidado me pones,
si no guardas las razones
para tu esposo después. 1085
(Vase OCTAVIO.)
ISABELA Monasterios hay, Laureta,
y aceros labra Toledo
adonde profesar puedo
o morir como discreta,
antes que la mano dé 1090
al que espero sevillano
y que le niegue la mano
al que le he dado la fe.
CAMILO ¿Quién es, Isabela?
ISABELA ¿Quién?
Un ingrato, un confiado, 1095
un dichoso, un desdichado,
un... Tú conócesle bien.
CAMILO Yo, señora, no soy dino;
que un pobre gusano soy.
ISABELA Vete, ingrato.
CAMILO Yo me voy, 1100
pues viene el otro camino.
(Vase CAMILO.)
ISABELA Encuentra el mar, estándose ella queda,
la roca, o levantada sea o robusta,
y sin moverse con el viento justa
la dura encina, honor de la arboleda: 1105
tal quiero que suceda
con mi firmeza hoy, que determina
ser roca al mar y al viento ser encina.
(Vanse.)
Acto III
Entran GALEAZO y EMILIO.
GALEAZO Demos en esta cumbre un solo instante
paz a la vista y treguas al trabajo.
EMILIO Esa montaña, que precipitante
ha tantos siglos que se viene abajo,
ese monte murado, ese turbante 5
de labor africana, a quien el Tajo
su blanca toca es listada de oro,
ciñó las sienes de uno y otro moro;
esa con majestad y señorío
corona imperïal al que, al cielo grata, 10
en las perlas comienza de este río
y en la cruz de aquel templo se remata;
ese cerro gentil, al voto mío
segundo Potosí fuera de plata,
si la plata no fuera fugitiva 15
o alguna vena desatara arriba;
ese obelisco de edificios claro,
que con tanto esplendor, con gloria tanta,
menospreciando mármoles de Paro,
sobre aquellos cristales se levanta, 20
urna es sagrada de artificio raro,
de una y otra ya ceniza santa,
prendas de aquéllos, si no son abonos,
que fueron hijos y ya son Patronos.
Esa, pues, o turbante sea, o montaña, 25
segundo Potosí, imperial corona,
sacro obelisco de grandeza extraña,
Toledo es, claro honor de nuestra zona.
GALEAZO Salve, oh ciudad metrópoli de España,
émula de los años, y perdona 30
a mi pie enfermo y a mi edad cobarde,
que tarde te pisó y te admira tarde.
Salve, oh gran Capitolio un tiempo, ahora
sombra de aquella luz, pero no vana,
que en carros recibiste, triunfadora, 35
goda virtud y gloria castellana;
cuando rayos de tanta luna mora
y plumas de tanta águila romana
con escobas barrieron de oro y seda
cuanto te falta ya, cuanto te queda. 40
EMILIO Aquella milagrosa aguja, aquella
que de sus fundamentos se desvía,
no bárbara pirámide, mas bella
lisonja de los aires y alegría,
de la espiritual milicia en ella 45
penden las trompas, pende la armonía;
que el canoro metal de una campana
clarín es dulce de la paz cristiana.
¿Ves junto a ella aquel Argos sagrado,
de tantos ojos como son viriles 50
vestido, si no digo coronado,
que al sol niegan los átomos sutiles?
El templo santo es que, venerado,
la ventaja les hace a los gentiles
en la materia y en el artificio, 55
que hacen la deidad y el sacrificio.
Oro el cayado, púrpura el vestido,
insignias son de su pastor; y en ellas,
digo en las señas rojas, su apellido
nos dice, cuando no en las cinco estrellas, 60
si al que hoy de mitra el Tajo ve ceñido
viera el Tíber de tres coronas bellas,
a Germanía hiciera y a Turquía
sus cinco estrellas ver al mediodía.
GALEAZO ¿Qué edificio es aquel que admira el cielo? 65
EMILIO Alcázar es real el que señalas.
GALEAZO ¿Y aquél quién es, que con osado vuelo
a la casa del rey le pone escalas?
EMILIO El Tajo, que hecho Ícaro, a Juanelo,
Dédalo cremonés, le pidió alas 70
y, temiendo después al sol, el Tajo
tiende sus alas por allí debajo.
GALEAZO ¿Entre estas cumbres ásperas, qué es esto,
que por antiguo con razón alabo?
EMILIO Es San Cervantes, que su capa ha puesto 75
al tiempo fiero, como a toro bravo.
Queriendo, pues, de la ciudad el resto
salvar, sus muros sacrifica.
GALEAZO Al cabo
guardará a su piedad poco decoro,
que no hay ciervo valiente para un toro. 80
EMILIO Ya de las sombras hace el velo negro
a los objetos y a la vista agravio.
GALEAZO Bajemos a buscar a mi consuegro.
EMILIO Bajemos a buscar mi amigo Fabio.
GALEAZO ¿Dónde es?
EMILIO A San Vicente.
GALEAZO Yo me alegro, 85
porque junto a esa iglesia posa Octavio.
EMILIO Mirad, pues que si no bajáis despacio
veréis a Galiana en su palacio.
(Vanse. Entran CAMILO y TADEO.)
TADEO Disparate es el que has hecho.
CAMILO No he hecho mayor cordura. 90
TADEO Cansa, fatiga y apura
su fe, su amor y su pecho.
¡Qué debes de aborrecer
a esta mujer!
CAMILO ¿Yo? La adoro.
TADEO Bien le guardas el decoro 95
en lo que quieres hacer.
¿Lo que se adora se ofrece?
CAMILO Lo que se teme se prueba.
TADEO Tal diligencia, y tan nueva,
a Satanás me parece. 100
¿Y si con Fabio se casa?
CAMILO Con él se quedará.
TADEO ¿Y tú?
CAMILO Con Tadeo.
TADEO Berzebú
volverá contigo a casa.
CAMILO ¿Tú quiéresme bien, Tadeo? 105
TADEO Sí.
CAMILO ¿Pues no será razón
que dejes al corazón
satisfacer al deseo?
TADEO ¿Fiarás de mí tu intento?
CAMILO Sí.
TADEO Pues su razón me dé 110
tu intento, que como fe
cautive mi entendimiento.
CAMILO Escucha, pues, lo que sabes.
Llegué a Toledo en abril,
apeéme junto al Carmen 115
y con espuelas salí;
que, avestruz hecho el deseo,
quiso igualmente batir
las espuelas con las alas
en alcance de su fin. 120
Busqué la casa de Octavio,
e informéme por allí
de sus dueños, y hallé
cuanto pudiera pedir.
De Octavio lo que de Cosme 125
me dijera un florentín,
y de su hermosa hija
lo que de Vesta un gentil,
aunque dos catarriberas
me dijeron de un neblí 130
que por la garza bebía
este elemento sutil.
Un neblí, mas no mudado
en pretender y morir
en su firmeza y su casa, 135
que era bien cerca de allí.
Temiendo, pues, vecindad,
que es almadana y buril
de paredes y de bronces,
al punto me resolví, 140
con máscara de Camilo,
de entrar a Octavio a servir.
Por cajero entré, y con Fabio
te acomodé luego a ti,
que le sirves de criado 145
y me sirves de adalid,
braco en la calle y en casa
hurón, y no muy ruin.
A mi serafín vestido
hallé de un azul turquí, 150
que no se viste de menos
que de cielo un serafín.
Llamóme su hermosura
y heléme cuando la vi;
aunque a los rayos del sol, 155
que la coronaban mil,
el hielo se desató,
y tan sin pensarlo ardí,
que ha muchos días que vuelan
mis cenizas por ahí. 160
No me hacen poca falta
para engañar y cubrir
el fuego que disimulo,
después que el suyo sentí.
Mi asistencia, pues, en casa 165
(de donde no oso salir,
porque sabiendo quien soy,
no me persiga algún Gil),
mi legalidad, mi fe,
mi deseo de acudir 170
al gusto de padre y hija,
y mis desdichas al fin,
de mí, triste, en pocos días
la enamoraron así,
que Lelio cela a Camilo, 175
y yo he vergüenza de mí.
¡Oh ligera! ¡Oh peligrosa
facilidad mujeril!
¡Veleta de arpón que sabes
obedecer y no herir! 180
¡Prenda de niño perdida
y buscada con candil
en casa del polvorista,
que es cuanto puedo decir!
¡Cuán brevemente peligras! 185
Líbreme el cielo de ti.
Hallando, pues, a Isabela
una tarde en el jardín,
regando dichosamente
con su mano un alhelí 190
(que no invidia desde entonces
la mosqueta, ni el jazmín;
si bien el Tajo glorioso
menosprecia ya al Genil,
pues hija de mejor nieve 195
en su corriente feliz),
pasó a un tiesto de claveles,
que, agradecido, le vi
los cristales de sus manos
pagarlos en un rubí. 200
Despacio rompía el capullo,
como temiendo salir
ante el clavel de sus labios,
dulcemente carmesí.
Llegué humilde, y supliquéla 205
que me dejase servir
de su jardinero, y ella:
«No os vais, Camilo, de aquí
-me dijo- sin arrancar
aquel verde torongil, 210
que no quiero toro en yerba,
ni Gil que tenga raíz;
sino otro de mejor nombre».
Yo, que muy bien la entendí,
bajéme para arrancarle 215
y, al enclinarme, sentí
en mi cabeza su mano;
no la llamo de marfil,
que todo marfil es cuerno,
y estuviera mal allí. 220
Medio turbado le dije:
«¿Cuánto mejor fuera ahí,
hermosísima señora,
corona vuestro chapín?
Si ya no he crecido tanto, 225
después que me bajé aquí,
que con la cabeza doy
en el cielo». Ella, un brasil
la cara y brasas el pecho,
respondió: «Fía de mí, 230
que debajo de mi mano
ya, Camilo, has de vivir.
No te acobarde tu estado,
porque, desde que te vi,
un Fúcar alemán eres, 235
un ginovés Lomelín.
Para igualar tu humildad
no tengo un maravedí;
para alentar tu esperanza
mi dote es un Potosí. 240
Tuya soy, tuya he de ser».
Y comenzóse a salir,
tiñiendo el hermoso rostro
de un vergonzoso carmín.
Yo quedé una estatua muda, 245
y tan de mármol, que oír
en gran rato no pudiera
un sonoroso clarín.
Sentí su amor, pero más
su facilidad sentí, 250
que engañándome en el tiempo,
me pudiera reducir.
Desdeñando sus favores
y maldiciendo salí
mi felicidad, que en esto 255
es desdicha ser feliz.
Treinta días ha que el sol
es sombra que anda tras mí,
y para que el desengaño
le haga esta noche huir, 260
he dado traza que aqueste
hidalgo del Zacatín
finja ser Lelio esta noche,
que se vuelve de Madrid.
Para lo cual, desde Illescas, 265
ha enviado a prevenir
a su suegro con Donato,
aquel ligero rocín.
Señas le di de mis padres,
y razón también le di 270
de la casa y la hacienda,
sin que faltase un cuatrín.
Juramentámonos luego
de negar, hasta salir
con la empresa, a nuestros padres, 275
si lo vienen a impedir.
Dirás que esta traza es
disparate de Merlín.
Llegue acá el Lelio fingido,
que yo me reiré de ti. 280
Si con vista palpitante
mira al sol en su cenit
el pollo, que de las uñas
pende como prenda vil,
la real ave le deja 285
precipitado morir,
o de águila le gradúa
examinándole así.
Tal yo esta noche a Isabela
introduzco, y no en la lid 290
de su vista con el sol,
sino en el campo gentil
del amor con la obediencia,
donde habrá de combatir
con su esposo por su amante 295
con ánimo varonil.
Si se rindiere, al momento
correré el velo sutil
de la pintura, y dos Lelios
verás en el camarín. 300
Al legítimo verás
con claridad descubrir
de su jornada la causa,
de su máscara el barniz;
al falso verás dejar 305
en las garras la perdiz
de su Fabio, como azor,
que voló como neblí,
Gozarála, y yo contento,
más victorioso que el Cid 310
por haberme a mí vencido,
partiré luego de aquí.
No llevaré al menos que
murmure Guadalquivir,
ni daré un corcho a sus aguas, 315
donde es flaco un bergantín.
¿Yo a Sevilla mujer fácil,
que las encinas allí
son cañas, si no son varas,
de pescar o de alguacil? 320
Eso no, Tadeo; no quiero
llevar allá francolín,
que convide a sus cerezas
a quien las pague en anís.
En Sevilla Brandimarte 325
quiero ser de Flordelís,
antes, hijo, que en Toledo
ser, de Isabela, Cervín.
Mas si resiste, apelando
en revista para mí, 330
y con las mil y quinientas
apela para el mongil;
yo mil y quinientas veces,
si no son quinientas mil,
la meteré en posesión 335
de la alma que ya la di:
que es mayor gloria, Tadeo,
por la espada conseguir,
que por el cetro, a Oriana,
como lo dirá Amadís. 340
TADEO ¡Vive Dios, que no me cuadra
la traza, aunque me perdones!
CAMILO Zarazas, y no razones,
en perro que tanto ladra.
TADEO Nitefristón, ponte al sol, 345
Camilo, que estás muy fresco.
CAMILO A donaires en tudesco,
puntapiés en español.
Darélos, si más me enfada.
TADEO ¿Es ley de Mahoma ésta, 350
que en cuestiones está puesta
su teología de espada?
¿Pedíte que tu razón
me cautivase?
CAMILO Es verdad.
TADEO Quedo con más libertad 355
que un vecino de Aragón.
¿Peco en replicar que Octavio
no querrá a Marcelo dar
su hija sin desposar,
para que la entregue a Fabio? 360
¿Es buñuelo éste? ¿Es hojuela?
¿No aguardarás que se enmiele?
CAMILO ¿A ti, hermano, qué te duele?
TADEO El corcho de aquesta muela.
CAMILO A mí, Tadeo, me toca 365
el poner un Lelio aquí
un día no más, y a ti
el darte un punto en la boca.
TADEO Más creo que he menester.
CAMILO Yo traigo un Lelio fingido 370
que, con gafas de marido,
la pueda armar de mujer.
Y yo con él, de su cuerda
haré experiencia no poca.
Si obedece, esposa es loca; 375
si resiste, amante cuerda.
TADEO ¿Y si en este tiempo viene
tu padre?
CAMILO Ya a mi cautela
respondido habrá Isabela:
si con valor, nuera él tiene; 380
mas si con flaqueza, Fabio
tendrá bien fácil mujer,
que un padre no querrá ser
instrumento de su agravio.
Todo esta noche se arrisca. 385
TADEO Calla, que entra mesurada
la señora desposada
como una novia morisca.
(Entran OCTAVIO, FABIO, ISABELA, VIOLANTE y LAURETA.)
FABIO Mil veces en hora buena
de Lelio sea la venida, 390
prorrogación de tu vida
y destierro de tu pena.
Tu posada sea colmena
de abejas sin aguijón,
que en cada noble rincón 395
multipliquen con dulzura,
en panales de ventura,
enjambres de sucesión.
OCTAVIO Para servirte será,
con la razón que conviene, 400
el yerno que ahora viene
como el suegro que está acá.
Y si quise hacerte ya
de mi hija esposo tierno,
sábelo bien Dios eterno. 405
FABIO De tu bondad imagino
que recibes por vecino
al que has de tener por yerno.
OCTAVIO Sí, en verdad, Fabio, y por hijo;
esto bien lo sabe Dios. 410
TADEO (Aparte.)
Yo, que he entendido a los dos,
de oíllos me regocijo.
VIOLANTE De dichoso sea prolijo
tu casamiento dichoso;
de dulce, fastidioso, 415
y de fecundo, suave;
y tu amor sea la llave
del corazón de tu esposo.
LAURETA Mejor nombre le ponía
a su esposo cierta moza, 420
que era un poco ceceoza,
cuando ezpozo le decía:
menéale cada día
los carrillos sin razón,
a cuyo doliente son 425
cubos de lágrimas saca
con la soga, que no es flaca,
de su desesperación.
TADEO ¿Luego no deseas mozo?
¿Luego adobado no quiés? 430
LAURETA No, que el primer día es
poso, y el segundo pozo.
ISABELA (En secreto.)
Yo me guardaré, Laureta,
de ese nombre, por mi fe.
(Vuélvese a VIOLANTE.)
Responder, ángel, no sé 435
a vuestra arenga discreta.
Pero la respuesta guardo
en un dulce parabién,
cuando en hora buena os den
esposo rico y gallardo. 440
VIOLANTE Tarde o nunca.
ISABELA Presto y luego.
OCTAVIO Perdonad ya mi cuidado,
que Lelio me ha salteado
y me tiene sin sosiego.
FABIO ¿A mi posada vecina 445
y a su dueño, qué nos mandas?
OCTAVIO Que perdonéis.
(Vase OCTAVIO.)
TADEO Bueno andas
del palacio a la cocina.
Regalar querrá a su yerno,
y será a lo toledano, 450
con berenjena en verano
y con membrillo en invierno.
Y más a quien le dio Dios
media ribera del Tajo,
que, con el poco trabajo 455
de una azudilla o de dos,
cada año le hacen de escudos
una bolsa, que él bien ata,
la berenjena zocata
y los membrillos con nudos. 460
FABIO Camilo, aquí te desvía.
(Hablan en secreto.)
VIOLANTE (Aparte.)
A tiempo le desviara,
que el desvío me costara
la mitad de mi alegría;
ya sus desvíos no curo, 465
pues con el que ahora viene
Isabela dueño tiene;
Violante, huésped seguro.
Camilo mal podrá dar
la prenda ya prometida. 470
Huélgome de su venida
cuanto me puedo holgar.
FABIO Llegará, y luego al momento
pedir podrá a su mujer,
diciendo que quiere hacer 475
en Sevilla el casamiento.
No se la podrá negar,
que la traza es escogida.
Huélgome de su venida
cuanto me puedo holgar. 480
CAMILO (Aparte.)
Tal sea tu salud cual es,
necio, la traza que das.
De ella yo no quiero más
sino que ponga los pies
Marcelo en este lugar, 485
para que toda mi vida
me huelgue de su venida
cuanto me puedo holgar.
ISABELA Yo huelgo, Camilo, aquí
de que Lelio ahora venga, 490
sólo porque mi amor tenga
algo que dejar por ti.
Y pues, viniendo, he de dar
señas de esta fe ofrecida,
huélgome de su venida 495
cuanto me puedo holgar.
TADEO Pues yo, Tadeo, ¿soy Judas
para no letificarme
de que la ballesta se arme
contra todas estas dudas, 500
cuanto más si al desarmar
ha de haber cena y comida?
Huélgome de su venida
cuanto me puedo holgar.
FABIO Violante, de cuanto vieres 505
prevengo tu admiración.
VIOLANTE Graciosa es la prevención.
¿Tan loca soy? ¿Tan cuerdo eres,
que del ajeno himeneo
previenes la invidia propia? 510
¿Tan hija soy de Etiopía
que me engañará el deseo?
Cordura tengo y valor.
FABIO Escúchame, hermana mía.
(Hablan en secreto.)
ISABELA Ya llega, Camilo, el día... 515
CAMILO La noche, dirás mejor.
ISABELA ...que testimonio ha de dar
mi verdad de quién soy yo.
No ya en el tálamo, no,
que ese es impropio lugar. 520
Ponme en la Libia importuna,
donde, de serpientes llena,
si el sol abrasa la arena,
la arena abrasa la luna;
ponme en la región helada, 525
donde una nieve a otra espera,
tarde pisada de fiera
y nunca de hombre pisada;
ponme donde brama el mar,
y donde a sus ondas locas 530
firmes esperan las rocas,
por no poderse mudar;
ponme un trono en el jardín
de Chipre, con tal decoro
que tengan coronas de oro 535
invidia de mi chapín:
que, al fin, en cualquier lugar
que pise la planta mía,
tierra ardiente, región fría,
escollos que azota el mar, 540
pedazos de paraíso,
con majestad y con trono,
a cuya alteza perdono
si con tus pies no la piso,
con fe igual, con igual celo, 545
a mi firmeza me obligo,
o el cielo me sea enemigo,
o favorézcame el cielo;
que firmaré en dulce estilo,
con la sangre de mis venas, 550
que con Camilo no hay penas
y no hay gloria sin Camilo.
LAURETA ¡Qué loquilla está una ciega!
TADEO ¡Qué necio está un confiado!
LAURETA ¡Qué soberbio está un rogado! 555
TADEO ¡Qué humilde está una que ruega!
LAURETA ¡Quién los dos corchos juntara
de mi chapín y sus sienes!
TADEO ¡Quién cosiera sus desdenes
con cien puntos en su cara! 560
ISABELA Columna de mármol soy.
CAMILO Cuando tu firmeza sea
la piedra que más pelea
contra el tiempo en Menfis hoy,
¿no ves que no soy tu igual? 565
¿Quieres que digan de Egipto
que erigió para un mosquito
una pirámide tal?
Aguarda a Lelio, que vuela,
que a mí no me faltará... 570
ISABELA No será Violante ya
mientras viviere Isabela;
que yo...
CAMILO Callemos, señora.
ISABELA Contigo me he de casar.
CAMILO Todo es, amiga, hablar. 575
¿Tú casar?
ISABELA Yo.
CAMILO ¿Cuándo?
ISABELA Ahora.
CAMILO ¡Oh Isabela!
ISABELA Algo te alegras:
no dudes, fía de mí,
que de tus motes aquí
doraré las letras negras. 580
CAMILO ¿Qué motes?
ISABELA Bueno está eso.
Los que vio Violante bella.
CAMILO Niego el ser la causa ella
de los motes que confieso.
ISABELA ¿Ves, Laureta, si engañó 585
mi entendimiento a mi fe?
LAURETA No sé nada; sólo sé
que en su mano se los dio.
TADEO ¿Ya andan en satisfaciones?
Ciertos son los toros hoy. 590
A mandar ensillar voy:
¡hola, lacayos, rejones!
(Vase TADEO.)
CAMILO ¿Qué voces das? ¿Estás loco?
VIOLANTE Harélo. No entiendo a este hombre.
Que del novio no me asombre 595
me manda. ¿Soy niña? ¿Es coco?
¿Tan asombradiza me halla?
Corazón tengo en el seno
que esperará un novio ajeno
y romperá una batalla: 600
cuanto más que ya imagino
que estaremos mano a mano;
si ella la da a un sevillano,
yo la guardo a un granadino.
(Entra OCTAVIO.)
OCTAVIO Señores, mi yerno llega. 605
Bajemos por él.
CAMILO Enciendan.
OCTAVIO Todos al zaguán desciendan.
(Vanse todos los hombres.)
VIOLANTE ¿Altérase el pulso?
ISABELA Juega.
VIOLANTE ¿Palpita el corazón?
ISABELA Baila.
VIOLANTE ¿Qué siente la alma?
ISABELA Placer. 610
VIOLANTE ¿De esperar?
ISABELA De poseer.
VIOLANTE ¿Tu esposo?
ISABELA Mi amor.
LAURETA (Aparte.)
¡Qué paila
de cernada, y a buen son
le pusiera la ceniza!
VIOLANTE ¡Ay, que de ello soleniza 615
tus bodas mi corazón!
En el pecho no me cabe.
(Entra TADEO.)
TADEO ¡Plaza!
LAURETA Ya sube.
VIOLANTE Ya aguardo.
(Entran OCTAVIO, MARCELO los demás.)
OCTAVIO Veis aquí, Lelio gallardo,
vuestra esposa.
VIOLANTE Traición grave. 620
MARCELO Dad, bellísima señora,
vuestros pies a un peregrino.
ISABELA (Aparte.)
Bien pide, para el camino
que volverá a andar ahora.
(Vuélvese a MARCELO.)
Bien venido seáis, señor. 625
VIOLANTE ¡Ay, Violante desdichada!
FABIO Con la punta de esta espada
te he de buscar el dolor,
o has de callar.
VIOLANTE ¡Ay de mí!
MARCELO ¡Quién se quitara un momento 630
del personaje que miento
la máscara para ti!
LAURETA ¿No es el huésped de tu dueño
éste?
TADEO No, que el que tú dices
es sordo de las narices 635
y de un tobillo aguileño.
LAURETA ¿Que éste aquel mozo no es
que las cintillas me daba?
TADEO Digo que no es él. Acaba
de conocello en los pies: 640
que éste trae botas y espuelas,
y el otro traía zapatos.
LAURETA Encomiéndote a Pilatos,
embustero de tres suelas.
(Vuélvese a ISABELA. En secreto.)
Isabela, éste que ves 645
no es Lelio...
ISABELA Cierra tu labio.
LAURETA Sino aquel huésped de Fabio.
ISABELA ¡Válgame Dios! ¿que éste es
el desmayo de Violante?
Calla hasta ver en qué para. 650
(Vuélvese a VIOLANTE.)
Bien dice tu mal la cara.
VIOLANTE Mentir no sabe el semblante.
ISABELA ¿Altérase el pulso?
VIOLANTE Sí.
ISABELA ¿Palpita el corazón?
VIOLANTE Más.
ISABELA ¿Qué siente la alma?
VIOLANTE Que estás 655
haciendo burla de mí.
ISABELA ¿Yo burla?
VIOLANTE Muy bien está.
LAURETA ¿Sabes qué imagino yo?
Que de tu casa pasó
el trasgo a espantarte acá. 660
VIOLANTE El trasgo fue un alfilel,
que se me entró por el pecho.
LAURETA ¿Qué es de él?
VIOLANTE No está de provecho.
LAURETA ¿Era granadino él?
OCTAVIO ¿Qué os parece de Isabela, 665
hijo querido?
MARCELO Señor,
que ya tiene ojos amor,
y que sin moverse vuela;
que, en llegando, me ha herido
con dulce arpón dorado, 670
y no por haber tardado,
sino por haber venido;
que engaño a cuantos me ven,
porque no soy lo que muestro;
que mi corazón es vuestro, 675
señora, y mi alma también;
que soy, y no soy, esposo
sin alma y sin corazón.
OCTAVIO Ternezas de novios son.
VIOLANTE (Aparte.)
Lisonjas de un alevoso. 680
TADEO ¿Has entendido, Camilo,
la equivocación discreta?
ISABELA ¿Has entendido, Laureta,
los rebozos del estilo?
CAMILO Nosotros dos solamente 685
entendemos a los dos.
OCTAVIO ¿Tadeo, sabréisme vos?...
TADEO ¿Ir por el pastel caliente?
¿Traer de casa el figón,
los conejos, la tortada, 690
el pernil y la empanada,
el manjar blanco, el capón,
el par de pichones gruesos,
la perdiz en escabeche,
el pavo tierno de leche 695
que le mamarán los huesos,
el cabrito en su jigote,
y del bálsamo vital
que suda Ciudad Real
vara y media de pipote? 700
Sí, señor, muy bien sabré.
OCTAVIO Pues sabedlo en hora buena.
TADEO ¿Luego no es ir por la cena?
OCTAVIO No, amigo.
TADEO Pues nada sé.
OCTAVIO Id, pues...
TADEO Reniego de viejos. 705
Si es lejos, no me lo mandes,
que aun en los lienzos de Flandes
me parecen mal los lejos.
OCTAVIO Venid conmigo, Tadeo.
(Vanse OCTAVIO y TADEO.)
LAURETA ¿Fabio, vuestro granadino 710
se llama Lelio?
FABIO (Aparte.)
Imagino
que corre mal mi deseo.
(Vuélvese a LAURETA.)
Laureta, aquí te desvía.
(Hablan en secreto.)
VIOLANTE ¿Marcelo hasta aquí traidor,
y Lelio ya, engañador 715
de esta casa y de la mía?
¿De dos caras, de dos nombres,
de dos corazones duros,
blasfemia de los perjuros,
vituperio de los hombres, 720
infamia, vergüenza, agravio,
de fe, de amor, de amistad,
mentira de la verdad,
y Marcelo al fin?
MARCELO ¡Oh Fabio!
VIOLANTE Yo a Camilo me daré, 725
criado de mi enemiga.
Venganza he de ser, y higa,
de la honra y de la fe.
(Vuélvese a CAMILO.)
¡Camilo amigo!
CAMILO ¡Oh Violante!
(Entra OCTAVIO.)
OCTAVIO Señor Fabio, dos palabras. 730
FABIO Laureta, la boca no abras
a malicia semejante.
(Vanse OCTAVIO y FABIO.)
ISABELA Ingrato Camilo, tente.
¿Al llamado suyo vas?
No querría de ti más 735
para ser una serpiente
pisada en los arenales
de la África ponzoñosa.
VIOLANTE ¡Camilo!
CAMILO ¡Violante hermosa!
VIOLANTE Para ti apelan mis males. 740
MARCELO ¿Para quién, Violante, apelas?
ISABELA ¡Ingrato!
CAMILO ¡Isabela!
ISABELA ¡Cruel!
¡Traidor!
CAMILO ¡Isabela!
ISABELA ¡Infiel!
Ya no es tiempo de Isabelas.
CAMILO Mira que está allí tu esposo. 745
ISABELA No le tengo, y si le quiero,
Camilo es el verdadero
y Lelio es el mentiroso.
VIOLANTE ¿Vienes, amigo?
CAMILO Ya voy.
MARCELO ¿Qué le quiés?
VIOLANTE Dalle la mano. 750
ISABELA Las ondas del océano
a las firmes rocas hoy
tratarán como a navíos,
antes que paso te dé.
No muevas, Camilo, el pie, 755
que moveré los pies míos
adonde el robusto escita,
la aljaba pendiente al hombro,
a las fieras es asombro
de las montañas que habita; 760
donde la crueldad y el vicio
del bárbaro caribano
cuerpo sacrifica humano
y se come el sacrificio;
y, para que más peligre, 765
donde con mortal fiereza
se desmiembran, pieza a pieza,
onza a onza, y tigre a tigre.
Huyendo de tu crueldad
me entraré por sus cavernas, 770
donde hallaré piedras tiernas
y leones con piedad.
CAMILO (Aparte.)
Gran firmeza es ésta.
ISABELA Mira,
que cuando el Austro más gime,
y cuando su espada esgrime 775
Orión con mayor ira,
contra el robre en Guadarrama,
contra el bajel en la mar,
sombra se pueden llamar
del desdén de la que ama. 780
Reduce tu orgullo, antes
que, fulminando tu pecho,
te deje sepulcro hecho
de pensamientos gigantes.
(Entran OCTAVIO y FABIO.)
OCTAVIO Lelio, hijo, mi consuegro 785
Galeazo llega ya.
(Vase.)
MARCELO (Aparte.)
¿Qué es eso?
VIOLANTE Turbado se ha.
CAMILO Tened firme.
MARCELO Yo me alegro.
VIOLANTE (En secreto.)
¡Qué de embustes arreboza
la mesura de Marcelo! 790
ISABELA Él se ha quedado de hielo
y Camilo se alboroza.
LAURETA ¡Qué turbados los encuentra
Fabio! No sé yo por qué es.
En consulta están los tres. 795
Camilo los deja y se entra.
(Vase CAMILO. Entran GALEAZO y OCTAVIO.)
GALEAZO ¡Cuánto huelgo de saber
que mi hijo haya venido!
En un día hemos caído.
A mi nuera quiero ver. 800
OCTAVIO Veisla, sale con su esposo.
MARCELO Seáis, señor, bien llegado.
OCTAVIO ¿No abrazáis vuestro hijo amado?
Turbado estáis de gozoso.
GALEAZO ¿Dónde está Lelio, mi hijo? 805
OCTAVIO (Aparte.)
Ved cual le tiene el deseo.
¿No le veis ahí?
GALEAZO No veo.
OCTAVIO ¡Lo que ciega un regocijo!
MARCELO ¿No me conocéis, señor?
GALEAZO No, si no es para serviros. 810
MARCELO Yo soy Lelio...
GALEAZO ¿Hacéisme tiros?
¿Burláis de mí?
MARCELO Esto es peor:
que el camino con los años
turbado la vista le han.
¿Veisme bien?
GALEAZO Veo un galán 815
con menos barbas que engaños.
¿En qué fundas, pues, el ser
mi hijo?
MARCELO En que eres mi padre,
que en Estefanía, mi madre,
me hubiste.
GALEAZO ¡Santa mujer! 820
MARCELO Tus casas son principales
en la calle de Bayona;
de renta sobre la almona
tienes quince mil reales;
dos casas en Caldescobas, 825
adonde de aceite haces
dos almacenes capaces
de catorce mil arrobas;
gran trato con Marcelino
en Cazalla y en Jerez, 830
de donde cargas tal vez
seis mil botijas de vino.
No invió flota el Perú
con razonables sucesos,
que de cuarenta mil pesos 835
no la descargases tú.
Correspondencia en Sanlúcar
tienes con julio asentada,
y con Grimaldo en Granada
de las sedas y el azúcar. 840
Aquí, en Toledo, treinta años
con el padre de mi novia,
y con Laurencio en Segovia
de todas suertes de paños.
¿Quiés que sea más prolijo? 845
GALEAZO Basta, las señas son graves
para entender que las sabes,
no para que seas mi hijo.
MARCELO ¿Hay tal cosa?
GALEAZO ¿Hay tal porfía?
OCTAVIO Limpiaos bien, señor, los ojos 850
y tomad estos antojos,
que, en vuestra edad y en la mía,
sin ellos muy mal su oficio
hacen.
GALEAZO Por san Juan Bautista,
que si he perdido la vista, 855
que no he perdido el juïcio.
(Límpiase los ojos.)
OCTAVIO Limpiad más. Miradle ahora.
¿Es Lelio?
GALEAZO No.
OCTAVIO ¡Oh buen Jesú!
MARCELO ¿No soy Lelio?
GALEAZO ¿Lelio tú?
¡Oh Santa María Señora! 860
Hija mía, perdonad
mis abrazos, pues por ende
hallo quien burlar pretende
vuestra hermosura y mi edad.
Engañar quiere este mozo 865
a vuestro padre y a vos.
Protéstoos delante Dios,
que no creáis el rebozo.
OCTAVIO ¿Dónde estás, Camilo? ¡Hola!,
tú que abonado le has, 870
¿dónde huyes, dónde estás?
(Entra CAMILO.)
CAMILO ¿Señor?
GALEAZO ¡Oh hijo!
LAURETA Mamola.
GALEAZO ¡Oh Lelio de mis entrañas!
CAMILO ¿Yo Lelio? ¿Yo hijo suyo,
teniéndole allí?
OCTAVIO (Aparte.)
Concluyo 875
que hay ojos con telarañas.
GALEAZO ¿Poderoso Dios, no ves
con cuánta razón me aflijo,
pues me niega el propio hijo
y abona al que no lo es? 880
CAMILO (Aparte.)
Si dar pudiera un desguince,
me fuera, que esta experiencia
peca contra la obediencia.
OCTAVIO ¿Veis mejor?
GALEAZO Siempre fui un lince.
OCTAVIO ¿Qué hago yo?
GALEAZO Santiguaros. 885
OCTAVIO Es verdad, que me santiguo
de hombre que, siendo antiguo,
sus ojos vende por claros.
(Vuélvese a CAMILO.)
Tú, que eres su abonador,
¿quién es este gentilhombre? 890
CAMILO Tu yerno: Lelio su nombre,
y hijo de este señor.
GALEAZO ¡No lo fueras tú más que él,
hijo mío de mi alma!
OCTAVIO Mi juicio ha puesto en calma 895
esta confusión crüel.
Las señas por Lelio dadas
y el abono que le escuchan
contra la autoridad luchan
de unas canas tan honradas. 900
Pero su grave persona
medio inclinado me ha
contra el que las señas da
y contra el que las abona.
GALEAZO Que por la bella Raquel 905
al toledano Labán
sirvas, si obligado te han
los méritos de ella y de él,
pase; más que tú me niegues
y que, delante de ti, 910
éste haga burla de mí
y tú con tu padre juegues,
pecas, Lelio; pecas, digo,
contra todo el evangelio.
CAMILO Señor, si hablas con Lelio, 915
¿para qué hablas conmigo?
Pues que le tienes al lado,
muda ya, señor, de estilo
y háblame por Camilo,
si no quieres por criado. 920
GALEAZO ¡Ay, cómo la sangre arde!
CAMILO (Aparte.)
¡Ay, cómo tiene razón!
GALEAZO No pienso dejar mesón,
aunque soy viejo y es tarde,
sin buscar a dos o tres 925
que me abonen.
OCTAVIO Aguardad,
que es áspera la ciudad.
GALEAZO Más áspero mi hijo es.
(Vase GALEAZO.)
CAMILO (Aparte.)
Dice verdad.
ISABELA (En secreto.)
Razón tiene,
que éste sin duda es su hijo. 930
VIOLANTE Yo, Isabela, lo colijo
por el que en su nombre viene,
que el granadino es Marcelo,
y algún engaño hay tejido.
ISABELA Ya estaba antes entendido 935
que él pusiera el pie en el suelo.
Laureta el soplo me dio.
VIOLANTE ¿Luego no te casarás
con él?
ISABELA Presto lo verás.
VIOLANTE Dímelo antes.
ISABELA ¿Con él yo? 940
Ni aun con el que finge ser,
en cuanto Lelio.
VIOLANTE ¡Oh amiga!
ISABELA Tú saldrás de esa fatiga
con lo que ahora has de ver.
(Entra un CRIADO y dice a FABIO.)
CRIADO Por ti preguntando está 945
Emilio, uno de Granada,
que, llegando a tu posada,
le dirigieron acá.
FABIO Dile que no estoy aquí.
MARCELO A buen tiempo le trae Dios. 950
CAMILO (En secreto.)
Negad, y corra por vos
lo que ha corrido por mí.
(Entra EMILIO.)
EMILIO Tras el recaudo me entro,
pensando, pues es de Octavio
la posada, hallar con Fabio 955
a Galeazo acá dentro.
OCTAVIO Muy bien venido seáis.
EMILIO Serálo quien pudo hallaros.
OCTAVIO ¿Qué mandáis, señor?
EMILIO Besaros
las manos, si me las dais. 960
Busco a Fabio.
OCTAVIO Veisle aquí.
FABIO ¿Quién me busca?
EMILIO ¡Oh dulce amigo!
¿Conocéis a Emilio?
FABIO Digo
que no me buscáis a mí.
EMILIO ¿No sois vos el que en Granada 965
estuvo, ahora año y medio,
sin salud y sin remedio
y le halló en mi posada?
FABIO El mismo.
EMILIO ¿Pues cómo llevo
tal respuesta, amigo fïel? 970
FABIO Porque no sois vos aquel
Emilio a quien se lo debo.
LAURETA ¿Otro moro?
ISABELA ¿Otro salterio?
VIOLANTE ¿Otra gaita zamorana?
ISABELA No pienso aguardar, hermana, 975
los fines de este misterio.
Si el Camilo que yo amo
es el Lelio que me dan,
y ya es esposo el galán
y el cajero será amo, 980
dar quiero satisfacción
a las dudas de Camilo
y hacer, por el mismo estilo,
a una experiencia un picón.
Quedad, Violante, con Dios. 985
Laureta, vente conmigo.
VIOLANTE Isabela, yo te sigo y jugarás por las dos.
(Vanse las tres.)
OCTAVIO ¿Qué es esto? ¿Hay segunda historia?
EMILIO Muerta ya esta amistad siento,
si de un agradecimiento 990
es el alma la memoria.
¿Que no os acordáis de mí,
ni de mis servicios?
FABIO No.
EMILIO ¿Quién Fabio en Toledo es?
FABIO Yo.
EMILIO ¿Fuistes a Granada?
FABIO Sí. 995
EMILIO ¿Con un Marcelo amistad
tuvistes?
FABIO Sí.
EMILIO ¿Fue después
vuestro huésped?
FABIO Y lo es.
EMILIO ¿Qué es de él?
FABIO No está en la ciudad.
OCTAVIO ¿Había, por dicha, de ser 1000
el que por yerno me han dado?
¿Es aquél?
EMILIO ¡Oh hijo amado!
MARCELO ¿Hijo me queréis hacer?
Padre mío, otro será
vuestro Marcelo.
EMILIO ¡Oh bien mío! 1005
MARCELO Andad con Dios.
EMILIO ¿Tal desvío
a tu padre?
OCTAVIO Ta, ta, ta.
Muchas negaciones son
éstas, señores garzones.
Miren que dos negaciones 1010
hacen una afirmación.
¿Qué máscaras de papel
son éstas? ¿He de entendellas?
Creo que lo dirán ellas
antes que se rompa él. 1015
CAMILO Digo, señor, que perplejos
estamos con lo que ves.
FABIO Digo que somos los tres
las Susanas de estos viejos.
MARCELO No digáis tal.
CAMILO Callad, Fabio. 1020
EMILIO ¿Aquí en Toledo, no mora
Fabricio?
OCTAVIO Sí.
EMILIO Luego a la hora
vendrá a vuestra casa, Octavio.
De sus granadinas canas 1025
implorar quiero el auxilio,
para que abonen a Emilio
con aquestas tres Susanas.
(Vase EMILIO.)
OCTAVIO ¿No esperáis, señor? No quiso.
CAMILO ¿Qué tenemos que aguardar? 1030
FABIO Mucho, que pienso negar
hasta la tierra que piso.
OCTAVIO (Aparte.)
De confusión tan prolija
me saque Dios, por quien es.
¿Es por dicha, éste, entremés 1035
de las bodas de mi hija?
Son de verdad estos viejos,
o representantes son?
Buena es la disposición.
No son malos los bosquejos. 1040
Loco estoy. Ya creo al uno,
ya al otro crédito doy.
Sólo a mí no creo, que estoy
velando en sueño importuno.
(EntraGALEAZO con TADEO.)
GALEAZO Huelgo de haberte encontrado. 1045
TADEO Huelgo de que hayáis venido.
¿A qué habéis, señor, salido?
GALEAZO A buscarme, y me he hallado
en ti. ¿Querrásme abonar?
TADEO Sí, señor; ¿mas qué hacienda 1050
tengo yo?
GALEAZO Bastante prenda
por mí tienes que empeñar.
TADEO ¿Cuál es?
GALEAZO El conocimiento.
¿Conócesme?
TADEO Como a mí.
GALEAZO ¿Diráslo aquí dentro?
TADEO Sí, 1055
y aun en todo el firmamento.
No una vez, ni dos, ni tres,
sino ciento he de afirmallo.
(Aparte.)
Como no cante algún gallo,
que habrá negación después. 1060
GALEAZO Entra pues. Octavio, ya
hay quien me conozca bien.
Ven, hijo Tadeo, ven.
CAMILO (En secreto.)
Lunes digo.
TADEO (Aparte.)
¿Esto hay acá?
GALEAZO Hijo mío, ¿quién soy yo? 1065
TADEO Sábelo mi buen Jesú.
GALEAZO ¿Luego no lo sabes tú?
TADEO One.
GALEAZO ¿Qué es one?
TADEO One es no
en jerigonza cegal.
Como os veo tan privado 1070
de la vista, os he hablado
en vuestro lenguaje.
GALEAZO ¿Hay tal?
¿Pues no me dijiste ahí fuera
que me conocías?
TADEO Sí,
pero la luz que hallé aquí 1075
me alumbró de otra manera.
No están esos corredores
tan claros como esta sala.
OCTAVIO No va la comedia mala.
Buenos son estos errores. 1080
Señor Galeazo, ¿queda
otro paso?
GALEAZO De pasión
cuantos ya me quedan son.
OCTAVIO A fe que Lope de Rueda
tan buen viejo no hacía, 1085
y fue un gran representante.
GALEAZO Rabiaré.
OCTAVIO Pase adelante
la historia, por vida mía.
(Entra ISABELA en hábito de labradora, con un rebozo.)
ISABELA Entrado me he por el hilo
de los criados acá... 1090
Señores, si se me dan
licencia, hablaré a Camilo.
OCTAVIO Labradora amiga, hablalde.
ISABELA ¿De un pleito matrimonial,
quien ha puesto el cardenal 1095
en la iglesia por alcalde?
OCTAVIO El vicario es el juez
de estas causas.
CAMILO ¿Qué me quieres?
ISABELA Si tú aquel Camilo eres
que me engañaste una vez, 1100
no me engañarás ya dos,
sin cumplirme la palabra
que me diste.
GALEAZO El centro se abra
antes, permítalo Dios.
TADEO ¿Para qué?
GALEAZO Para sorbellos. 1105
TADEO ¡Oh qué buena maldición!
¿Son huevos? Y si lo son,
las claras sean para ellos.
GALEAZO Son bellacos, son traidores.
CAMILO (En secreto.)
Tadeo, ésta es Isabela. 1110
TADEO Es verdad.
CAMILO Al cielo vuela
Lelio con estos favores.
ISABELA ¿Conociste a una Belisa,
vecina de Mocejón?
CAMILO Muy bien.
ISABELA ¿Será, pues, razón 1115
que pagues su llanto en risa?
¿Eres su esposo?
CAMILO Sí.
GALEAZO ¿Qué?
No hay tal, que es mentira ésta.
OCTAVIO Graciosísima es la fiesta.
Buena es la maraña a fe. 1120
No hace mal su figura
la labradora embozada.
ISABELA Testigo hay en la manada
que, si ya no se perjura,
dirá todo lo que hay. 1125
¿Tadeo, no es esto así?
GALEAZO Calla, por amor de mí.
TADEO ¿Y mi alma de cambray,
cándida, pura y bruñida,
yo macularla por vos? 1130
No lo permita mi Dios
en los días de mi vida.
Llegamos a Mocejón,
donde vio a esta mocejona:
agradóle su persona 1135
y diole su corazón.
Entró a su padre a servir,
y a mí, que andaba mohíno,
me asentó con un vecino.
CAMILO ¿Quiéslo más claro decir? 1140
TADEO Desde allí les vía dar,
creo que de siete en siete,
más besos que un caballete
ha visto de un palomar.
Hame dicho después él 1145
que es su esposo. Esto que sé,
sobre la cruz lo diré
y lo firmaré en papel.
GALEAZO ¿Hase visto tal traición?
ISABELA ¡Ay!
GALEAZO ¿Yo nuera labradora? 1150
CAMILO ¿Por quién suspiráis, señora?
ISABELA Suspiro por Mocejón.
TADEO En mi verdad que lo creo.
Presto le tendréis, hermana,
y hoy será antes que mañana. 1155
GALEAZO ¿Quieres matarme, Tadeo?
Una y otra maldición
le echaré cuando el sí diga.
ISABELA ¡Ay!
CAMILO ¿Lloráis por esto, amiga?
ISABELA No, sino por Mocejón. 1160
TADEO Déme, señor Galeazo,
déme un lienzo suyo aprisa,
para enjugar a Belisa
las lágrimas.
GALEAZO Un pedazo
de un lienzo de una muralla, 1165
que a plomo se le cayera,
la enjugara de manera
que otros pudieran lloralla.
¡Lienzo! Para su mortaja
solamente se le diera. 1170
¿Yo labradora por nuera?
¿Yo a Sevilla tal alhaja?
¡Oh Isabela!
ISABELA No me ultraje,
que entre Isabela y Belisa
no hay más que lo que divisa: 1175
la diferencia es el traje;
que de la bondad, ninguna.
Tan buena soy como ella,
si es tan cielo el de la estrella,
como el cielo de la luna. 1180
¿Mejor ella? Aqueso no.
A lo menos, si aquí viene,
no osará decir que tiene
mejor padre ella que yo.
GALEAZO ¿Octavio, no habéis gozado 1185
cuánto es mi desdicha extraña?
OCTAVIO Extremada es la maraña
y el asunto es extremado.
No se ha visto cosa igual.
GALEAZO ¿Que en vos hallo ese desdén? 1190
OCTAVIO Digo que fingís tan bien,
que dirán que es natural.
GALEAZO Perderé dos mil juicios.
CAMILO (Aparte.)
Lástima a mi padre tengo.
(Entra EMILIO con DONATO.)
EMILIO Contigo, Donato, vengo 1195
fïado de tus servicios,
pues en la calle te encuentro,
a que vuelvas por mi honor.
DONATO ¿Quién te le quitó, señor?
EMILIO Tres mozuelos aquí dentro. 1200
DONATO ¿Tres son?
(Bosteza.)
EMILIO ¿No te determinas?
¿Bostezas?
DONATO Voyme a dormir.
EMILIO ¡Ah gallina! En fin, quiés ir
a dormir con las gallinas.
DONATO (Bosteza.)
¿Que estás, señor, en Toledo? 1205
EMILIO Tú creo que no lo estás.
¿Queda que bostezar más?
Ven acá, no tengas miedo,
que a pendencia no te llamo,
ni Dios, Donato, lo quiera. 1210
DONATO Y a serlo, ¿qué mucho fuera
matar a tres por mi amo?
EMILIO Lo que quiero es que me abones
porque han dicho aquí que no
soy tu amo Emilio yo. 1215
DONATO Mienten a pares y nones
cuantos hoy dijeren tal.
EMILIO ¿Jurarás tú que lo soy?
DONATO Y ellos lo jurarán hoy
en la cruz de este puñal. 1220
EMILIO Pues entra, hijo, conmigo.
MARCELO (En secreto.)
Lo que te he dicho, Donato.
DONATO Tú lo verás de aquí a un rato.
EMILIO Ven acá, Donato amigo,
y vuelve aquí por mi honor, 1225
como criado fïel.
¿Quién soy yo?
DONATO Dígalo él,
que se conoce mejor.
EMILIO ¿Soy Emilio? En dos palabras
lo di aquí.
DONATO Yo lo diré. 1230
Si es Emilio uno que
parece padre de cabras,
y que a San Cervantes puede
prestarle mucho esta vez
de barbacana y vejez 1235
sin que lampiño se quede,
vuecé es Emilio; mas crea
que en mi vida le eché paja.
EMILIO ¡Que mi criado me ultraja
y que mi hijo lo vea! 1240
justicia de Dios, Octavio!
OCTAVIO No lo representa mal.
Romperéis un pedernal
quejándoos de vuestro agravio.
Digo que Torres Naharro 1245
no compuso tal comedia.
EMILIO Bien mi daño se remedia.
OCTAVIO ¿Representó así Navarro?
EMILIO ¿Quién es ése que está ahí?
DONATO Lelio.
EMILIO ¿Que ése no es Marcelo? 1250
¡Fuego descienda del cielo
sobre él y sobre ti!
GALEAZO Emilio amigo, si escucho
con pena vuestra fatiga,
mi corazón os lo diga, 1255
que os tiene que decir mucho.
EMILIO Gran consuelo es, Galeazo,
hallarte en esta ocasión.
GALEAZO En la misma damnación
tengo el uno y otro brazo. 1260
Ginebra a Toledo llamo,
sin hallar quién más le cuadre,
do no hay hijo para padre,
ni criado para amo.
¿Es ésta la gran corona?, 1265
¿el turbante? ¿el Potosí?
Si Dios me saca de aquí,
el peso de mi persona
ofrezco de blanca cera
a la Virgen de la Antigua. 1270
¿Quién, Emilio, no santigua
tal Babilonia?
(Entra un CRIADO.)
CRIADO Ahí fuera,
de crestas y de penachos
una Bradamante armada,
digo una dama embozada, 1275
llega con ciertos despachos.
OCTAVIO Otra figura del auto
debe de ser. Entre luego,
y veamos a este juego
qué fin le da nuestro Plauto. 1280
(Entra VIOLANTE con rebozo.)
VIOLANTE Livia soy, la granadina.
¿Dónde está Marcelo aquí?
EMILIO ¿Livia en Toledo? ¡Ay de mí!
Mohína sobre mohína.
VIOLANTE ¿No eres tú Marcelo?
EMILIO No, 1285
que éste es Lelio, amiga.
DONATO ¿Ya
ser Lelio confesado ha?
MARCELO (Aparte.)
Violante es ésta.
(Vuélvese a VIOLANTE.)
¿Y si yo
fuese Marcelo, qué habría?
EMILIO No lo es tal, que Lelio es 1290
una vez, y dos, y tres.
VIOLANTE Pagadme la honra mía.
EMILIO ¿Sobre daros mil escudos
me tiráis nuevos bohordos?
VIOLANTE Para escrúpulos tan sordos 1295
no traigo renglones mudos.
Esta cédula lo diga.
MARCELO (Aparte.)
¡Qué bien se aprovechó de ella!
EMILIO ¿Quédaos otra, Livia bella?
Veámosla, Livia amiga. 1300
VIOLANTE Yo la entrego a este señor.
OCTAVIO ¿Que de la farsa, oh mujer,
me habéis querido hacer?
¿No halláis otro relator?
VIOLANTE Leedla.
EMILIO No la leáis. 1305
OCTAVIO Basta, que ya soy farsante.
VIOLANTE Leedla luego, al instante.
MARCELO Octavio, no descubráis
mis flaquezas, que yo digo
que es mi mujer ésta.
EMILIO Miente, 1310
que el cielo no lo consiente
si ya no me es enemigo.
Mataréme, matarélo
con esta daga.
OCTAVIO ¡Buen paso!
FABIO Teneos, señor.
CAMILO ¡Fuerte caso! 1315
EMILIO ¿Livia mujer de Marcelo?
ISABELA Muy mal se reciben nueras
en Toledo. Por no ver
dagas, me quiero volver.
GALEAZO ¿Decíslo, amiga, de veras? 1320
ISABELA Dígolo de corazón.
GALEAZO Andad, pues, con Dios, lucero.
CAMILO ¿Que os queréis volver ya?
ISABELA Quiero
volverme a mi Mocejón.
(Vuelve, abrázase con CAMILO.)
TADEO Eso sí; un abrazo estrecho 1325
la vuelta sea.
GALEAZO ¡Oh traidora,
gitana, y no labradora!
Rompa esta daga tu pecho.
FABIO Quedo, Galeazo, quedo.
OCTAVIO ¡Qué oficial! ¡Oh hideputa! 1330
En el Mesón de la Fruta
no le ha visto tal Toledo.
¡Qué paso éste! ¡Laureta!
¡Laureta!
(Entra LAURETA.)
LAURETA ¿Qué mandas?
OCTAVIO Llama
a Isabela.
LAURETA ¿A quién?
OCTAVIO A tu ama, 1335
que con Violante discreta
verá un gran paso.
LAURETA Señor,
ambas a dos con sus mantos
se salieron.
FABIO ¿Cielos santos,
mi hermana ha hecho ese error? 1340
OCTAVIO ¿Mi hija error semejante?
Pues no se me ha de ir por pies.
TADEO Pues hay mayor mal, que es
mujer de un representante.
OCTAVIO ¡Jesús! No me digas tal. 1345
(Quítale el rebozo CAMILO.)
CAMILO Ves aquí a Isabela ahora.
OCTAVIO ¿Qué ha hecho la labradora?
No ha representado mal.
MARCELO Y en nombre de Livia aquí,
Fabio, verás a tu hermana. 1350
(Descúbrela.)
OCTAVIO La traza ha estado galana.
FABIO Nunca lo estuviera así.
No es comedia ya ésta, no,
sino verdad.
OCTAVIO Guarda el lobo.
¿Falta a la comedia el bobo 1355
y queréis que lo sea yo?
CAMILO Lelio te pide perdón
del tiempo que te ha engañado
con máscara de criado.
OCTAVIO ¿Qué, no es representación? 1360
CAMILO No, señor, sino verdad.
OCTAVIO Pues perdonad, hijo, vos
mi yerro, y permita Dios
que en larga posteridad
gocéis a vuestra Isabela. 1365
MARCELO Dadme vos las manos, Fabio,
y no tengáis por agravio
lo que no ha sido cautela.
FABIO Abrazadme tan estrecho,
como os tendré por cuñado, 1370
y gozad del nuevo estado
cuyo tálamo es mi pecho.
CAMILO Dadme los pies, padre mío.
MARCELO Señor, dadme vuestros pies.
OCTAVIO Si el perdón general no es, 1375
yo de los dos me desvío.
Porque he reído un buen rato
de lo que ahora aún no creo,
con las burlas de Tadeo
y las gracias de Donato. 1380
GALEAZO Yo te abrazo y te perdono.
EMILIO Yo te perdono y te abrazo.
GALEAZO Contento de ser Galeazo,
sin que hagas tú el abono.
FABIO Tú me has de patrocinar 1385
con tu padre para que,
si merecido la he,
a Cintia me quiera dar.
EMILIO Con una arenga prolija
os quisiera agradecer 1390
el aceptar por mujer,
Fabio señor, a mi hija.
Si mi honra y mi caudal
bastan, en dote os lo doy.
ISABELA También he de hacer hoy 1395
otro casamiento igual:
a Tadeo con Laureta,
si a los novios le parece.
TADEO Digo que el novio obedece.
LAURETA Digo que la novia aceta. 1400
DONATO Yo, porque estoy en Granada
casado, me iré a dormir,
y todos se podrán ir
por esta boca cerrada;
si no caben, abriréla. 1405
Con que, discreto senado,
se habrán por hoy acabado
Las firmezas de Isabela.

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